¿QUÉ VIENE? / Efecto

Por Sean Osmin Hamud Ruiz

Algarabía, fiesta, sonrisas al por mayor. Todo mundo emocionado, muy apurado tomando la selfie para inmediatamente subirla a redes y poder mostrar al mundo que la celebración está a todo lo que da.

Y como el jolgorio requiere de energía, por supuesto que comienzan a correr la comida y la bebida.

La asistencia, todo un éxito. Si se incomoda a alguien por cerrar la calle, pues que se aguante, no todos los días hay un evento así, que no succionen profusamente con la boca.

Música, bailables y el encuentro efervescente de un montón de amigos y conocidos, que se abrazan, besan y apapachan olvidando momentáneamente, si existieran, rencores y rencillas. Esos pleitillos no deben opacar el evento.

Tanto sentimiento arrebolado cobró algunos costos. No faltaron algunas lágrimas, enojos, empellones y hasta desmayados. Pero realmente fueron cuestiones menores comparados con la experiencia vivida.

¿Qué se gastó mucho? ¿Qué cuánto costó? ¿Qué de dónde salió tanto cash? Preguntas todas que, para los que disfrutaron del festín, no tienen la menor importancia.

Lo relevante, lo sustancial, es sentirse parte de un evento que, se sabe, no se vivía hace años (menos después de la pandemia) y que tal vez no se vaya a repetir.

¿Cambiará el rumbo de la historia? ¿mejorará la situación después de? ¿trascenderá en el tiempo esta juerga?

Con honestidad, no lo creo. Inclusive no faltaron algunos que ya comenzaron a recordar otros momentos de semejante jaleo, comparando alcances, tamaños y consecuencias.

Al fin y al cabo, esto pasará y en la colonia solo vamos a tener que esperar que alguien más cumpla sus quince años para tener nuevamente este EFECTO.
MICROCUENTO

Y comenzaron a caminar sin ton ni son. El movimiento aparenta falta de voluntad, aunque coordinado, pero no propositivo. Otro caso más de una especie enferma de Listeriosis.