PLAGIO ACADEMICO  (Mal ejemplo para las nuevas generaciones)

TAREA PUBLICA
CARLOS OROZCO GALEANA

He leído críticas continuas que investigadores reconocidos por el SNI han hecho al fiscal general Alejandro Gertz Manero por haber cometido plagio en diversos trabajos que presentó como autoría suya en publicaciones y foros diversos, las cuales cobraron  dinámica a raíz de su extraña admisión  en el Sistema Nacional de Investigadores que reconoce esta actividad.

Lo han traído, por ello, del tingo al tango,  exhibiéndolo como un político tramposo. Y contrariamente a lo que pudiera esperarse, el CONACYT voltea hacia otro lado y no hace algo para averiguar los plagios del doctor Gertz, quien guarda un silencio asombroso.

Más de 70 investigadores del SIN enviaron una carta a la Junta de Honor, para solicitar que revise el caso del Dr. Alejandro Gertz Manero, Investigador Nacional 3, por «faltas a la integridad científica, en la modalidad de plagio». Gertz Manero «mostró como documentos probatorios de su trabajo académico al menos dos libros con abundantes plagios, entendidos éstos como la acción de presentar un texto ajeno como propio, sin ningún tipo de signo o de aviso que remita a la obra del autor original».

Dicha conducta, dijeron » avería la ética consustancial al trabajo académico pues, además de quebrantar el sistema mismo del conocimiento y su transmisión, viola los derechos morales y patrimoniales del verdadero autor y, al erradicar su mérito, lo hace sujeto de discriminación, lo mismo que al lector al que desea engañar».

El plagio es una práctica  común en el ámbito académico en cuanto está ligado a factores económicos, políticos, y de prestigio. Significa para los investigadores avanzar más en ingresos, más viajes académicos que los críticos definen como turismo; pero también aparece en el universo de personas dedicadas a otras actividades, como las políticas o que tienen un antecedente como académicos.   ¿Recuerda usted algún escándalo generado por un hecho de esa naturaleza? Yo sí. Me viene a la mente el del expresidente Enrique Peña Nieto, quien fue pillado por haber    cometido plagio en la elaboración de su  tesis doctoral.

En efecto, en agosto de 2016, una investigación de Aristegui Noticias (AN) reveló que el entonces presidente de México había plagiado al menos 197 párrafos de los 682 que integraron su tesis de licenciatura presentada en la Universidad Panamericana (UP).

De acuerdo con un análisis del documento, elaborado por un grupo de especialistas y académicos, una buena parte de la tesis  de Peña Nieto se realizó con materiales plagiados. “La Unidad de Investigaciones Especiales de AN verificó directamente en los libros y fuentes originales de cada uno de los párrafos analizados en el estudio y corroboró que por lo menos el 28.8 por ciento del contenido de su tesis de abogado fue robado de las obras de otros autores”.

Finalmente, la UP confirmó que Peña Nieto sí cometió plagio en la elaboración de su tesis y que el expresidente realizó “reproducciones textuales de fragmentos sin cita a pie de página ni en el apartado de la bibliografía”, y Peña Nieto,  por su parte, dijo que nadie” lo podía acusar de plagio sino, en todo caso, de un “error metodológico”.

También tengo fresca en la memoria al exsecretario de Educación Pública Fausto Alzati,  quien engañó al presidente Ernesto Zedillo auto adjudicándose un grado de doctor en economía política y gobierno que no poseía. Zedillo lo cesó de inmediato por “falsati”.

Recuerdo también el caso de otro político plagiario, por cierto presidente de Austria, quien fue denunciado 20 años después por el autor de una tesis profesional que aquel hizo suya, y la consecuencia fue su renuncia. Allá se la hicieron efectiva, como aquí Zedillo a Alzati.

Pero hay más notas sobre plagios. El ministro de Defensa alemán, Karl Theodor zu Guttenberg, de  39 años, dimitió de su cargo, tras ser acusado de plagiar su tesis doctoral. Zu Guttenberg era un político alemán muy valorado, con un apoyo del 70%; tenía, según muchos, todas las cartas para construirse un camino cómodo hacia la cancillería. Según denunciaron los medios alemanes, el ministro copió sin citar las fuentes el 20% de las 475 páginas de su tesis.

Pero, concretamente  y ya para finalizar ¿ qué hizo Gerzt Manero?  El escritor Guillermo Sheridan demostró que el actual titular de la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz Manero, cometió  un plagio, ahora en el libro que escribió sobre Ignacio Allende. De acuerdo con Sheridan, quien es investigador del Centro de Estudios Literarios de la UNAM, Manero publicó un libro en 1969 sobre Ignacio Allende, pero en realidad se trata de un plagio del libro Héroe Olvidado. Rasgos Biográficos de Don Ignacio Allende, que realizó Benito Abad Arteaga.

Este tema ha averiado sin duda la imagen de Gertz Manero y la del gobierno al que sirve. No proyecta nada bueno tener en las filas gubernamentales a un funcionario sin ética que cedió a la tentación de engañar a la sociedad con obras adulteradas con el fin de escalar política o académicamente. Es importante que las autoridades hagan lo que corresponda para poner un ejemplo de integridad, de rectitud, en un ámbito que es reflejo de la cultura de un país.      Pero se antoja difícil que lo haga.  Esta es la “purititita” verdad.

Porque si no hay castigo ejemplar en este asunto, las nuevas generaciones que se enteren de que se vale copiar para escalar en el poder o en la academia, terminarán cediendo a la tentación de hacerlo. Como el doctor Gertz, más o menos. . .