EMPLEO, RETO DE HOY

TAREA PUBLICA
Por: Carlos OROZCO GALEANA

La pandemia ha sacudido a la sociedad y originado pérdidas cuantiosas en el mundo. Bolsas de valores, comercio formal e informal, sector del transporte en todas sus facetas, división de la construcción, agricultura, salud, y proyectos distintos de infraestructura que al menos se retardarán conforme a lo programado han sido sacudidas fuertemente en sus finanzas. El presente pinta muy difícil y obliga a gobiernos y sociedades a sacar lo mejor de sí para superar en un tiempo corto este impacto en la salud y la economía.

Conservar el movimiento de la economía y los empleos es el desafío a superar en lo inmediato, una vez vencido el virus. Si las cosas eran difíciles antes de la pandemia, ahora se han agudizado y el esfuerzo general deberá ser muy consistente, parejo. Por la crisis sanitaria se habla de una pérdida de tres millones de empleos. Una locura.

Efectivamente, el país contaba en marzo del presente año con más de 20 millones de trabajadores registrados en el Imss, cifra de la que debería reducirse en aquella cantidad. Se trata de 3 millones de empleos bajo contratos eventuales y que en muchos casos se renuevan de manera mensual o trimestral. Y hace tres semanas, ya casi sumaban más de un millón.   Y como culminación de esta otra crisis, dependencias gubernamentales a nivel federal y en estados donde los gobernadores carecen de mínima sensibilidad, se dan gusto despidiendo trabajadores sin decir “agua va”, como la Secretaría de Gobernación que dio de bajo el pasado 20 de abril a 40 trabajadores por la patente “pérdida de confianza”, o el gobierno de Colima que también no duda en afectar a familias despidiendo a trabajadores sin más ni más aun en esta etapa de pandemia. Lo que gana el gobernador por un lado, lo pierde por otro.

Ahora mismo, en Colima está el riesgo de pérdida de miles de empleos formales, al decir de la Coparmex Manzanillo y casi el 50 por ciento de ellos está sobre la base de tres salarios mínimos, reconoció su dirigente Migdalia Arévalo hace poco tiempo. Es decir, todo mundo está pidiendo apoyo ante la receptividad poco clara del régimen federal, que acaba de cubrirse de gloria recortando recursos a los municipios del país. Muchos de ellos, ante la medida, podrían hasta cerrar sus puertas de una vez por todas. Estarán casi de adorno.

El uno de mayo pasado sirvió, por otra parte, para que la clase trabajadora expresara reclamos ante las condiciones de trabajo que se han alterado por la emergencia de salud. Con justificación, se quejó de salarios bajos y ausencia de prestaciones en medianas y grandes empresas, de falta de reparto de utilidades, de despidos injustificados, y aclararon que apenas sobreviven.

En algunos estados del país, gobernadores adelantados se apresuran a reorganizar el tema del empleo. Han visualizado pactos entre todos los sectores porque saben que en este momento es negativo el pleito callejero entre políticos y empresarios de cualquier nivel. Quieren dejar peleando a Amlo solo en las mañaneras. Todos perdemos por la belicosidad, que no lleva a ningún sitio.

Superada la curva de la pandemia, los sectores tienen que ponerse de acuerdo junto con el gobierno para instrumentar políticas de recuperación inmediata. El gobernador Ignacio Peralta, que ha tenido cierto control sobre la contingencia sanitaria a pesar de muchos que han hecho caso omiso a la emergencia y andan chiroteando por todos lados nomás por placer, ha de pensar seguramente en dar un paso al frente en esa necesidad de recuperar el empleo para que la gente de vuelta a la página que ha consternado a tantas familias. Tiene manera de encontrar soluciones para incentivar la actividad económica si gestiona adecuadamente apoyos para las pequeñas y medianas empresas y aplica medidas fiscales adecuadas. Con esta acción, de pasada, beneficiaría al propio gobierno pues tendrá menos presión de los sectores afectados.

Como dice el clásico: después de la pandemia nada sería igual. Y esto es cierto. La recuperación exigirá voluntad, inteligencia y creatividad ante la amenaza de que el coronavirus sea cíclico, ante la inseguridad pública incesante y sobre todo, ante las condiciones económicas que implican cierres de negocios y despidos de trabajadores ante la escasez de la demanda por falta de ingresos. Es raro que la gente no haya ganado la calle para protestar por la falta de empleo o el recorte de salarios.

Y luego tenemos que echarle un vistazo al año siguiente, que será electoral, de mucha grilla, de enfrentamientos y divisiones entre los mexicanos. Es deseable que ese torneo de ambiciones no entorpezca los esfuerzos que se hagan y que el odio gane a la cordura. Un buen reto es el empleo.