Delicioso Jueves Santo en Comala

Comala.- Gracias a la Feria del Ponche, Pan y Café de Comala, visitar el Pueblo Blanco de América en Jueves Santo es más que un deleite. 

Acuciosos investigadores han sugerido que la víspera de su martirio, Jesús congregó a sus discípulos y compartió con ellos pan ácimo (sin levadura), ensalada de hierbas amargas propia de la Pascua judía, vino (presumiblemente, de la variedad syrah), un platillo dulce elaborado con nueces, canela, miel, frutas y otros condimentos denominado “jaroset” y, como plato fuerte, pescado de río o cordero  (algunos dicen que ambos). Con el tiempo, esa última cena dio origen en México a un feriado que, a su vez, se convirtió en un magnífico pretexto para visitar Comala y, ya bien entrado el siglo XXI, solazarse con la colección de delicias llamada Feria del Ponche, Pan y Café de Comala.

El asistente a esta feria cuyos puestos se instalan en el jardín principal de Comala no encuentra en ella el pan ácimo de sobrio sabor que según la tradición católica Cristo convirtió en su carne, pero en su lugar puede adquirir unas pesadas, secas, dulces y deliciosas piezas de pan aderezadas con nuez, pasas o ambas cosas llamadas picones.

Tampoco se tropezará con garrafas del vino que simboliza la sangre de Jesús, sino con botellas de potente ponche de granada, guayabilla, maracuyá, café, pistache, nuez, cacahuate, pasiflora, zarzamora cuya ingesta en cantidades mayores lo hará hablar con júbilo en español, hebreo, arameo y en todas las lenguas habidas y por haber.

Difícilmente los paseantes localizarán la ensalada de hierbas amargas que los judíos ingerían en las celebraciones pascuales y que, se presume, estuvo incluida en la última cena de Jesús con sus discípulos, pero sobrarán lugares para adquirir ese polvo amargo y adictivo que constituye el pretexto para el amor y la amistad, el combustible para afrontar los largos y estresantes días de la vida moderna: el café. De Suchitlán, de La Yerbabuena, de La Becerrera, incluso de Oaxaca, alrededor de 10 puestos ofrecen cuidadas variedades del producto y lo expenden a precios moderados.

Por supuesto, tampoco se puede comprar el elaborado jaroset, pero un pequeño puesto ubicado exactamente frente a la iglesia de Comala, a la sombra de San Miguel Arcángel, ofrece una deliciosa capirotada.

El visitante tampoco tendrá forma de adquirir en esta feria cordero pascual sacrificado según elaborados ritos judíos, ni trozos asados de pescado extraído del río Jordán, como hace dos milenios ingirieron los discípulos de Jesús, pero la congoja inherente a esa ausencia la puede mitigar con tostadas de ceviche y guacamole, taquitos de lengua, sopitos, flautas en los botaneros aledaños al jardín y, por ende, a la feria.

Es prácticamente imposible saber con precisión qué comió Jesús la última noche con sus discípulos, pero la Feria del Ponche, Pan y Café de Comala es un magnífico pretexto para visitar Comala en Jueves Santo.

Derechos Reservados AFmedios

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí