CONMEMORACION LABORAL

TAREA PÚBLICA

(Debe acabarse la complicidad del Estado mexicano  frente a líderes corruptos y eternos)

Por: Carlos OROZCO GALEANA

El uno del presente mes, como viene ocurriendo durante muchos años, se conmemoró una vez más el Día del Trabajo para recordar no solo la gesta heroica que dio lugar a ese aniversario, sino para recuperar las condiciones en que se desenvuelven las relaciones obrero patronales, mejoradas aunque sea un poco con el establecimiento de estructuras gubernamentales ocupadas en favorecer la justicia laboral – federales y estatales – que ya actúan con claros destellos de autonomía, rapidez  y eficiencia pues las controversias se resuelven en plazos muy cortos para evitar daños económicos y los juicios largos y perjudiciales para los trabajadores.

Hugo Arturo Vergara Chávez y Margarita Antúnez, ambos directores de los Centros de Conciliación laboral a nivel estatal y a nivel federal, respectivamente, comandan dos organismos aliados de la justicia. Ambos funcionarios suman a su don de gentes una profesionalidad indiscutible que garantiza servicios  de representación eficaces. Ambos inspiran confianza. La aplicación de la Ley Federal del Trabajo mejora.

El reto de armonizar la relación entre el capital y el trabajo, digo primeramente,   no es algo que se ofrezca fácilmente. De entrada, la parte más agraciada, la primera,  trata de mantener sobre todo alta productividad, controles sobre  el comportamiento de la masa laboral,  y  remuneraciones sin movilidad hacia arriba perdiendo de vista los derechos humanos frecuentemente.

En cambio, al trabajador y a los sindicatos cuesta  esfuerzo avanzar en la obtención de mejores salarios y prestaciones, mientras que los patrones alegan que  las ganancias no lo permiten porque se pondría  en riesgo la estabilidad de las empresas,  o de los gobiernos, ya  en el campo gubernamental.

Durante muchos años, el capital nacional y trasnacional se ha expandido a costa de los trabajadores. Solo piénsese en las altas ganancias de los bancos y en los salarios de los que laboran en ellos, quienes, tras largas y agotadoras jornadas, apenas logran un salario para sobrevivir. En las empresas, asimismo, hay políticas patronales para repartir lo menos posible  las ganancias a fin de año. Los empleados que se salvan de esas condiciones anormales, son los burócratas  que, en el caso de estar sindicalizados, ganan mucho más que los de  confianza, de mando medio para abajo.

Hay un dato de Inegi que llama la atención: solo el 45% de los empleados dicen recibir las prestaciones de ley, y 16% indica que se les pagaron todos sus derechos indemnizatorios al momento de un despido sin causa. Estamos claramente frente a una realidad violatoria del derecho humano al trabajo, revela esa cifra.

El  movimiento sindical  no ha podido sobreponerse  al establecimiento de modificaciones de una Ley Federal del Trabajo. Hay todavía, a pesar del compromiso de México frente al T Mec,   líderes eternos, enriquecidos hasta el escándalo, casi inmortales. En Pemex, Croc,  Fstse permanecen dirigentes por décadas. No se quieren ir porque encontraron en los sindicatos minas de oro para medrar a costa de la libertad de los trabajadores para elegir a sus dirigentes. Se rinden cuentas a ellos mismos de las millonadas que aportan sus “representados.”  En Colima hay varios personajes que son ejemplos de corrupción por servirse de los trabajadores.

En este contexto crítico, se inscribe  la denuncia del dirigente sindical burocrático de Colima, Martín Flores, quien en este marco de interés, dijo que hay adeudos a los trabajadores y que estos no se conforman aún con un 3 por ciento de aumento salarial que les han otorgado. Por su parte, sin dar respuesta a esa queja, la gobernadora Indira Vizcaíno se comprometió a que a diferencia del gobierno pasado, al que no quiere tocar ni con el pétalo de una rosa, no se vaya a disgustar el señor Peralta, su administración no dejará de pagar ninguna quincena, lo que supone un gran alivio a estas alturas dado el quebranto de las finanzas que encontró.

El festejo del uno de mayo debe alentar una reflexión profunda  de las empresas y los gobiernos. Tiene que pensarse que la obligación de producir más y mejor pasa por lograr condiciones de trabajo estable, por el respeto a la clase trabajadora, con incentivos por rendimiento. Pensarse que no son las empresas o el gobierno la clave, sino el hombre o la mujer que producen.

Debe trabajarse en el aspecto de seguridad social pues hay un gran porcentaje de trabajadores que no tienen acceso al Imss o a una vivienda digna, por citar un ejemplo. Debe evolucionarse hacia la eliminación de programas político – asistencialistas ( te doy beca o pensión para que votes por mí, no se te olvide)  que inhiben la fuerza de trabajo y hace tambalear la dignidad de muchos.

El gobierno ha de ser cuidadoso en que se respete el capítulo, dentro del T Mec, para que sea una realidad la democracia en los sindicatos. Tiene que dejar de ser cómplice (como lo fue ante la renovación de Deschamps en el sindicato de Pemex, que puso a un incondicional ahí )ante los eternos líderes corruptos que no se apartan del “negocio”,  o sea del sindicato, que nada más lo prestan y lo siguen explotando con presta nombres.

El gobierno de Amlo debe impulsar la liberación de los trabajadores afiliados a los sindicatos, no ceder ante la perspectiva electoral negativa que se encontraría si los lideres mafiosos llaman a votar contra la 4T. Es más importante que los trabajadores luchen libremente por  sus mejorías, nada hay más importante que establecer una cultura de respeto, de trato digno entre el capital y el trabajo, o dicho con otras palabras, entre  los empleadores y la clase laboral.