TRAMPAS EDUCATIVAS (Los copiones no ayudan)

TAREA PUBLICA
Por: Carlos OROZCO GALEANA

Durante el peñismo, México obtuvo de la OCDE muchísimos informes que explicaron el deterioro  de nuestra educación, y dieron en el clavo, cómo no. Puntualizó ese organismo que la baja capacidad de los profesores  egresados de las normales impactaba negativamente  los niveles de enseñanza- aprendizaje. Esto fue como una bomba en el centro del territorio del normalismo mexicano del cual diversos maestros e intelectuales estaban orgullosos.

Dentro de la reforma educativa peñista, que ya se derogó, se hizo ley que los egresados de las normales no necesariamente serían enviados al frente de grupo sino que antes de esa experiencia debían ser acompañados por un asesor que orientara sus primeros pasos, para que así, al fin, los alumnos recibieran un mejor servicio educativo y no fueran arrastrando rezagos  casi por siempre al tener profesores con  deficiencias notables que no mostraban aptitud en su desempeño.

Cuando hablamos de las escuelas normales, recordamos sin querer experiencias tristes como la vivida por estudiantes de Ayotzinapa, o lo que ha ocurrido en Morelos o Chiapas recientemente, donde  al parecer los jóvenes no reciben servicios de calidad y terminan desviando su camino iniciándose  en un proceso de rebeldía que luego los lleva a incorporarse a actividades ilícitas.

En un principio, y de acuerdo con la OCDE, las normales debían desaparecer paulatinamente del escenario educativo para dar paso a la presencia de otro tipo de aspirantes al magisterio, de ahí que se abriera a la participación de egresados de otras instituciones como UPN y aquellos que cursaban licenciaturas humanísticas. El objetivo era garantizar un nivel más alto de  profesionalismo de quienes se paran en un salón de clases  sin reunir el perfil adecuado.

¿ Y qué cree usted? Se ha dado una muestra palpable de ese perfil inadecuado que termina por afectar la calidad de nuestra educación. Los medios  han informado que casi seis mil maestros fueron identificados como copiones durante la aplicación de la evaluación del progreso de selección para la promoción vertical de educación básica 2921- 2022, al encontrarse “cadenas de respuestas 100 por ciento idénticas”, además de que “ se evidenciaron comportamientos atípicos de parte de algunos sustentantes” (Diario El Noticiero,7 de julio).

Esos maestros copiones, al decir de la SEP, buscaban una promoción docente,  escalar a un nivel que les permitiera mejorar sus ingresos, que es lo que muchos buscaban en la carrera magisterial, gracias a la cual había profesores que ganaban hasta 60 mil pesos mensuales o más, pues toda su atención y capacidad se orientaba a pasar exámenes de evaluación.         O sea, no los guiaba el afán de superarse para brindar un servicio de más calidad, sino acumular méritos personales para ganar más dinero y cumplir expectativas económicas, algo por lo demás explicable. Esa fue la causa principal  de que la carrera magisterial desapareciera de los radares de ascenso.

Aquellas prácticas fraudulentas hubieron de ser ¿ o son? el pan de cada día.  ¿Cuántas veces habrán ocurrido ? ¿ cuántos maestros hay al frente de las aulas que llegaron a su posición haciendo trampa ?¿ Cuántos egresados  resultan incompetentes profesionalmente  si muchos  no comprenden lo que leen y mal escriben ?¿ Cuánto pierde el Estado por cada estudiante que no cumple finalmente sus expectativas profesionales?

La Sep tendría que actuar con rigor y castigar ejemplarmente a quienes incurrieron en esa trampa vergonzante de adquirir exámenes por fuera para engañar a las autoridades y acceder ilegalmente a un espacio para el que se requiere un perfil idóneo.  Es obvio que al prosperar un tramposo, le quita un espacio a quien sí tiene la preparación para ganar limpiamente la evaluación  en el proceso.

Por ello, el Snte ha establecido que es vergonzoso “el uso de reactivos como si fueran mercancía”, y ha pedido dejar a salvo el buen nombre de maestros que sí se preparan a conciencia para adquirir otro status profesional. Y ha de investigarse esa ilicitud porque, en efecto, como dice el Snte,  los maestros son formadores de valores  y ejemplo para sus alumnos y no pueden manchar una imagen que es de respeto y admiración.

Mal hacen los que se prestan a ese trafique. Pésimo resulta comportarse  (contra México, ni más ni menos), los que acceden a pagar dinero para burlar la institucionalidad y, posteriormente, ofrecer un producto – la enseñanza- de bajo nivel y de peores efectos en los  estudiantes.

Dejemos atrás este nefasto capítulo respecto al cual  los copiones ignoran los perjuicios que causan a la niñez por su incalificables ambiciones.  Pero estemos atentos a que la Sep investigue y ajuste cuentas con quienes  no practican los valores de honestidad y respeto.