TAREA PÚBLICA

EL PRI, CON LAS BOTAS PUESTAS

Por: Carlos OROZCO GALEANA

El ajuste por partida cuádruple que hizo el gobernador en su gabinete sumada a la próxima renovación del partido en el poder con cuadros que podrían ser muy competitivos en la siguiente elección estatal, forma parte seguramente de acomodos internos muy importantes que darían al priísmo presuntamente la oportunidad de refrendar el poder. Sus estrategas pudieron haber definido: si no damos un paso al frente, no habrá tiempo después para lamentarnos y corregir errores.

Para algunos, como también para mí, el ajuste en la nómina de colaboradores del Ejecutivo es tardío a no ser que obedezca a criterios políticos que justificarían ese proceder, sobre todo con el movimiento en Sedesol que, fiel a su tradición, se las arreglaría para incidir en el refuerzo de lazos clientelares.   Tardío también porque queda poco por hacer en el sexenio. Quedan ya seis meses de trabajo pues en 2021 todo mundo andará ocupado en el proceso sucesorio. No podría ser de otro modo. Así ha sido y así será. La política llama.

Invicto a través de varias décadas, el Pri se enfrenta a la posibilidad de entregar el poder a la oposición que, en la pasada votación, estuvo a punto de lograrlo. Ninguna encuesta hasta hoy marca como favorito al Pri. De su oponente de aquella ocasión, el Pan, queda un “chisguete” nomás; ahora tiene un postulante feroz como Morena a pelear palmo a palmo cada voto por la alternancia aunque tiene al canibalismo interno como su peor enemigo. Ahí no hay soldados, puros generales y generalas.

Este sexenio ha sido muy difícil para el gobierno emanado de ese partido. La irrupción de Morena cambió lo que habría sido un paseo sexenal para el Pri. Pero no ha sido así. Los problemas de inseguridad pública y una forma de gobernar cuestionada por diversos colectivos, han afectado la vinculación tradicional de la parte gobernante con los ciudadanos. De qué grado es tal afectación solo se comprobará luego de contar los votos en el 2021.

La dirigencia actual del tricolor hizo lo que pudo en poco más de un año, trató de reorganizar las estructuras queriendo infundirles vitalidad. Fue de transición. Pero hizo un papel de comparsa sumiso al Ejecutivo del que jamás cuestionó decisiones, y permaneció distante de la lucha social. Así no se avanza en ninguna parte. El mando que la sustituya tendrá que subsanar en corto tiempo esa inoperancia.

El cambio que se anuncia probablemente tenga que ver con la sucesión. ¿Será José Manuel Romero Cuello, el Gustavo Vázquez del 2021? Recuérdese que este fue ungido presidente del tricolor antes de ser nominado candidato a la gubernatura. El delegado Fernando Moreno Peña estaría repitiendo esa misma jugada pero ahora como exgobernador, pero falta ver qué dice el gobernador llegado el momento. Pero José Manuel no es Gustavo.

También se asoma a la sucesión Mely Romero, la cuauhtemense que fue   nombrada delegada del organismo que agrupa a las mujeres priistas,  quien es una carta muy valiosa y pudiera llegar a la final por la sucesión. Es deseable que no sea comparsa de todo. Si en política lo que parece ser,   entonces uno de estos dos podría ser el candidato o candidata priísta a la gubernatura. Una encuesta bien hecha le resolvería al Pri la decisión.   Hay tres priístas más que están en la jugada, sin embargo. Ellos son Walter Oldenbourg, Agustín Morales y Oscar Avalos Verdugo.

El Pri desde hace tiempo ha enfrentado una competencia fuerte en la renovación del poder estatal, siempre contra el Pan. Estuvo a 500 votos de perderla. Ahora, esta circunstancia es inédita. Competirá frente a un movimiento Morena fortalecido aún por la aceptación que tiene el presidente Amlo, pero es una incógnita cómo resolverá el procedimiento de nominación de candidato (a) habida cuenta que hay varios morenistas con aceptación y ánimo de tomar el lugar de IPS. Y luego, Virgilio Mendoza está en la jugada y podría quedarse con la candidatura en uno de esos arreglos centrales ya que tiene buena aceptación.   Y también no se sabe cómo se la tomarán los que no alcancen la nominación, si renunciarán a Morena, a la alianza o participarán en otra formación distinta y por otras posiciones.

Si nos vamos a los antecedentes, a lo que pasó en el 2018, observaremos que el tricolor fue barrido casi del mapa. Solo algunos de sus participantes, Fernando Moreno y Mely Romero, que hicieron las mejores campañas, sacaron un buen caudal de votos para no pasar tantas verguenzas como otros. Pero las condiciones en el 2021 serán otras.

El Pri va como quien dice de salida en el gobierno de IPS. Este tiene ya el desgaste del ejercicio del poder y en contra la percepción de colimenses de que no han vivido felices ni seguros como se les prometió. Si agregamos la crisis de salud como rezago, estamos frente a una situación de tribulación que influye en el ánimo de los ciudadanos cuando tienen que elegir a un gobernante.

Pero el Pri apuesta a su sapiencia histórica, a sacar la garra como lo hizo en la segunda elección donde triunfo IPS. ¿ Puede ganar? Quizás. Al campeón hasta que pierda, dicen los priístas como se dice en el box o en el futbol. A Morena, al Pan  o al MC no le será fácil derrotar al tricolor aunque parezca hoy disminuido de antemano si consideramos los votos logrados en la elección pasada. Pero si aseguraría su derrota anticipada y caería posteriormente hasta un tercer o cuarto lugar si se equivoca en la opción de su candidato o si no sabe disimular el dedazo.