¿POR QUÉ NO ME ENTIENDE?, ¡¡PARECE QUE HABLO EN CHINO!!

¿POR QUÉ NO ME ENTIENDE?, ¡¡PARECE QUE HABLO EN CHINO!!
Por: Mtra. Maura Susana Audiffred Angulo

Una de las razones por la que los seres humanos entran en conflicto, primero, la convivencia: siempre habrá más roces con quien convivimos más, que con quienes tenemos tiempo sin ver; segundo, es por una falta de un diálogo efectivo y positivo, éste se convierte en debate cuando critica, defiende su propio punto de vista, siempre quiere tener la razón, impulsa las diferencias o cuando no se consideran los sentimientos de otros.

Con respecto a la comunicación, es el intercambio de mensajes (verbal o no verbal) que permite al individuo influir en los demás y a su vez ser influido. Tomando en cuenta esta premisa, las redes sociales, radio, televisión, etc., nos comunican, incluso un cartel pegado en la parada del camión; puede ser unidireccional o bidireccional, ya sea que conteste el mensaje o no.

Hay que destacar que el 7% de nuestra comunicación es verbal (y aun así no la empleamos de manera adecuada), el 93% es no verbal, de ahí que decimos, no es lo que me dijo si no, “cómo me lo dijo”, por lo que herimos o nos sentimos heridos con las palabras… o más bien, como sonaban estas y los gestos que las acompañaban… “siempre recordare su cara cuando me dijo…”. Las características son señas, posición del cuerpo, voz: tono, volumen, fuerza, cadencia, velocidad; gestos.

En este mismo sentido, tenemos el diálogo, que, a diferencia de la comunicación, este se debe de entablar entre personas; para que se pueda llevar a cabo se requiere voluntad de ambas partes, hacerlo en momento y lugar adecuados, con el objetivo de construir significados comunes entre las personas. Esta forma de transmitir información, no culpa ni critica a la persona; se centra en un comportamiento concreto; favorece la escucha del receptor; evita la escalada del conflicto usando como valor el respeto mutuo, compresión, afecto y confianza.

Dicho de otra manera, en nuestra línea de vida, si volteamos atrás, podríamos identificar que varios de los diálogos con otras personas solo se basaron en comunicar y no en esa búsqueda de acuerdos, nos acostumbramos a escuchar a la mitad, intentar comprender lo que mi mamá o mi papá querían decirme, la comunicación entre ellos, aprendí a expresarme de esa forma, por tanto, enseño a otros de manera deficiente y replico las enseñanzas incorrectas… “pásame el ‘dese de la ‘desa, que está arriba del dese”, ¿qué tal?, ¿lo hemos dicho?, ¿lo hemos escuchado?, incluso suena gracioso…

Hay que destacar que, el diálogo inicia de manera interna, el cómo nos hablamos, que opinión tenemos de nosotros mismos, cuáles son los calificativos que nos agregamos, que tipo de juez somos hacia nosotros, indica de gran manera, cual será la comunicación que tendremos con las otras personas.

Un buen ejemplo es esto, ha escuchado el dicho: “no puedes amar a otro si no te amas a ti mismo”, ¿será cierto?… “¿qué saca la cuchara?, lo que tiene la olla”… por tanto la comunicación que tenemos con otros es directamente proporcional a la que tenemos con nosotros.

Debido a que intentamos dialogar con los amigos, la pareja, los hijos, y “parece que hablamos en Chino”, por que no entienden (o no nos hacemos entender) lo que quisiéramos comunicar (o dialogar), además de eso, nos escudamos en creencias y atribuciones propias como el: “asi soy yo”, “pero me entendiste, ¿no?”, lo que deja un desgaste comunicacional que difícilmente es resarcible.

Por consiguiente, no hacemos lo que hacemos por que así lo deseemos, si no por que no sabemos hacerlo de otra manera, este es un buen momento para sentarnos y analizar: ¿cómo es y ha sido mi comunicación estos últimos tiempos?, ¿con quién tengo mas conflicto?, ¿cómo nos estamos comunicando?, ¿es a caso un diálogo que se genera o solo se debate quien tiene más la razón?

En consecuencia, son deficientes mis relaciones interpersonales, mi matrimonio, no sé que quieren mis hijos, no los entiendo, ni ellos a mi, los noviazgos que se comienzan a corta edad y/o con poca madurez se convierten en dependientes (“tóxicos”), por la falta de habilidad de expresar las propias emociones y hacerlas validas en este sentido de asertividad y respeto profundo del yo.

A fin de que mejoren estas variables en nuestra vida, se recomienda asistir a psicoterapia, pues aprendemos herramientas claras y concretas para que la comunicación se más efectiva: asertiva y positiva, por tanto, todos hablaremos en chino, español, inglés, señas… pero todos con el mismo lenguaje.

Mtra. Maura Susana Audiffred Angulo
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