TAREA PÚBLICA

Solidaridad educativa

Por: Carlos Orozco Galeana

Aunque esporádicamente, pero esfuerzos oficiales y de la sociedad civil se combinan para enfrentar problemas de gran repercusión social como es el de la falta de servicios educativos en el país, en el que persiste la desigualdad y la falta de oportunidades por el caso omiso de gobiernos, organizaciones civiles y ciudadanos a los que les entra por un oído y les sale por el otro saber de las consecuencias negativas que se originan cuando una sociedad no se educa.

Recientemente, el presidente Enrique Peña Nieto convocó a los mexicanos a redoblar esfuerzos en pro de la educación de adultos y fijó metas ambiciosas difíciles de cumplir pero que hace falta afrontar con energía y dedicación. Líderes mundiales que vienen a México, y la OCDE en particular, han expresado que sin una mejoría educativa el país no será más productivo ni tan competitivo como quiere serlo.

Para hacer efectiva la tarea educativa, no hace falta solo firmar un convenio y ya, pretender que los programas se cumplirán por arte de magia. Se trata de articular los esfuerzos desde las propias entidades, que los gobernadores se pongan la camiseta, que pongan la muestra y sean verdaderos líderes que despierten las conciencias amodorradas no solo de servidores públicos sino de las propias comunidades.

En este contexto, surge otro acuerdo entre el Instituto Mexicano de la Juventud que preside el colimense Juan José Romero Coello y el Instituto Politécnico Nacional para participar en esa magna empresa contra el rezago educativo. “Es tiempo de que los jóvenes se unan por una causa justa, como es la de la educación y participen”, dijo Romero, quien agregó que los universitarios tienen un gran compromiso con el país y la oportunidad de superarse en las instituciones de educación superior para tener un destino mejor que muchos compatriotas que no han podido hacerlo.

Dijo Romero que las tecnologías podrían ayudar muchísimo en esa labor, y cierta es su afirmación puesto que medio mundo tiene un teléfono celular a la mano y en muchas áreas urbanas y rurales del país existen instituciones que ofrecen gratuitamente al público educación para los adultos en sus más de 2,600 plazas comunitarias.

El rezago le pega al país en la línea de flotación de la viabilidad económica, social, política y cultural. La pobreza, la marginación, la violencia, la criminalidad, la improductividad y otros males se reproducen en regiones que tienen bajos índices educativos o que, teniéndolos en términos manejables, colindan con entidades rezagadas, como el caso de Colima, que soporta una carga pesada por su vinculación con cientos de miles de personas sin educación básica y analfabetas de los estados de Michoacán, Jalisco y Guerrero, principalmente, que se quedan a vivir en su territorio.

Recuerdo que en el 2012, estuvo a cargo del INEA Juan de Dios Castro, un funcionario sensible y comprometido con la educación de adultos. Invitó a que los gobiernos de los tres órdenes no le hicieran más al cuento e invirtieran en la educación de adultos. En ese año, otorgar un certificado de estudios costaba 5 mil 500 pesos por cada mexicano atendido que podría obtener su certificado. Pero, infortunadamente, había entidades que no le ponían un centavo partido por la mitad a la tarea educativa en favor de los adultos no obstante que el INEA atiende 7 veces más población que aquella casa de estudios.

Es importante llamar a la solidaridad social, a la solidaridad educativa. No podemos continuar simulando. México padece desequilibrios estructurales por diversas causas, pero también por una resistencia cultural de muchos mexicanos que no quieren estudiar y prefieren hacer la siesta en la hamaca del conformismo antes de hacer un esfuerzo por bien propio y de los suyos.

Bienvenidos todos los esfuerzos institucionales por la causa educativa. Hay que despertar, pasar a una actitud activa en favor de los que tienen que salir de la ignorancia para aspirar a una vida digna. Los jóvenes pueden aportar mucho en ese esfuerzo nacional al que convocó Romero Coello. Y si es la hora de los jóvenes, esperemos buenos resultados de esa estrategia institucional entre el Politécnico y el Instituto Mexicano de la Juventud.

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