Sheimbaun, Serranía, Godoy: tres mujeres frente a la tragedia del Metro

EL ARCÓN DE HIPATIA
Por. Saraí AGUILAR ARRIOZOLA 

Tres mujeres están en el ojo del huracán en la Ciudad de México. Pues más allá de los políticos reiteradamente señalados por su papel en el trágico accidente de la Línea 12 del Metro, que cobró la vida de 26 personas y dejó más de 70 heridos, son tres mujeres a las que les tocará afrontar de forma directa o evadir la responsabilidad de su cargo.

Ellas son Claudia Sheinbaum, Florencia Serranía Soto y Ernestina Godoy, la actual Jefa de Gobierno, la directora del Metro CDMX y la Fiscal General de Justicia de la capital del país, respectivamente.

Lo primero que ya desde ahora enfrentan es el dolor transformado en ira, que a su vez se vuelve reclamo contra todas las autoridades y personajes a quienes corresponde una parte de la responsabilidad en el desastre.

“Ojalá pasen por lo mismo, ojalá pierdan lo que más quieren en la vida. Si con eso no tienen corazón, pues entonces lo que le pasa a México tampoco les importa, así como lo han demostrado hasta ahorita”, dijo Marisol, madre de Brandon Giovanny, el niño de 12 años que viajaba con su papá en la Línea 12 del Metro cuando ocurrió la tragedia, y quien exige justicia.

“El gobierno no nos apoyó absolutamente para nada en gastos. Sin embargo, como pudimos, ya está mi hijo en la caja. Ahorita quiero justicia para mi hijo”, explicó a los conductores radiofónicos Sergio Sarmiento y Lupita Juárez.

Si bien se podría pensar que las tres funcionarias mencionadas durante su gestión trabajarían con perspectiva de género, nada ha sido más alejado de la realidad.

Apenas el pasado mes de marzo, la Jefa de Gobierno decidió encapsular a integrantes de la Colectiva Nacional Feminista (Conafem) que protestaron frente a Palacio Nacional contra Félix Salgado. Frente a las 23 participantes en la protesta, la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) envió más del doble de policías del agrupamiento femenil Atenea, según denunciaron organizaciones.

Por su parte la Fiscal, en diciembre pasado, logró convocar a una movilización en su contra por criminalizar la protesta, tras promover cargos contra jóvenes participantes en las marchas contra la violencia hacia la mujer en el mes de noviembre. Tras fincarles cargos basados en evidencia de redes sociales, las jóvenes se movilizaron y hoy existe el portal donde consta la molestia externada por esta medida.

En el caso de Florencia Serranía, no es la primera vez que se pide su renuncia, no sólo por las fallas en el sistema de transporte, sino que además en diferentes momentos colectivas feministas han denunciado el acoso y la violencia sexual que experimentan las usuarias en sus trayectos diarios sin que la dirección del Metro haya implementado medidas suficientes para mejorar al menos estas condiciones.

Si bien cabe darles el beneficio de la duda, los antecedentes son importantes para contextualizar y saber qué esperar de su actuación frente a la tragedia de la semana pasada. Y aquí no cabe confundir la crítica a la función pública con la descalificación de género. El ser mujer no exime de responsabilidades ni el feminismo servirá de excusa para dejar impune la negligencia criminal.

 

 

Columna publicada con la autorización de Saraí Aguilar