¿QUÉ VIENE? / Degradación

Por Sean Osmin Hamud Ruiz

Muchas cosas han sucedido estos últimos días en la política nacional. Resoluciones de un tribunal electoral que confirman la independencia de las instituciones y de lo importante que es la letra de la ley, pues no es que ésta sea perfecta, pero se debe cumplir.

También atestiguamos el arraigo del fenómeno conocido como las “Juanitas”. Lo visto en la “elección” de la candidata que contendrá por Morena a la gubernatura de Guerrero, más allá del nepotismo, de la discriminación, de la burda mentira, la imposición de la hija de Salgado Macedonio revela la vampiresca sed de poder de Félix.

La pretendía modificación al estatuto referente a los datos personales necesarios para poder ser usuario de una línea de telefonía celular con el pretexto del ataque a la delincuencia no se debe observar desde esta óptica.

Lo relevante es que a pesar de que expertos han señalado la ilegalidad de la medida, la siempre presumida tozudez del presidente no es capaz de hacer el análisis que pudiera modificar su idea con la mejor de las intenciones, claro que no. Lo único que ve son intereses oscuros que solo pretenden atacar su proyecto.

El caso Zaldívar merece líneas a parte. De no creerse la actitud del magistrado presidente, un hombre indudablemente formado en el derecho y que no atina a decir lo simple: la ley se debe cumplir.

Pero todo lo anterior está en la categoría de lo mediático, de lo escandaloso, de lo espectacular y eso a veces nos distrae de otro tipo de situaciones que se van dando que son como esa humedad que entra en los muros, que va carcomiendo las varillas de la estructura de la edificación y que derruyen poco a poco, pero de manera contundente y de muy difícil reparación.
México decidió este año no aplicar la prueba PISA de la OCDE, examen asociado a medir las habilidades de los estudiantes de 15 años en áreas como lectura, matemáticas y ciencia. Tampoco se va a ejecutar la prueba ERCE de la Unesco, que evalúa a alumnos de tercero y sexto de primaria para medir su aprovechamiento en las mismas materias. Pareciera que no queremos darnos cuenta de dónde estamos.

Si medir el nivel de aprovechamiento en la escuela de nuestros niños y adolescentes no nos importa, lo único que quiere decir es que se desprecia a la educación como una herramienta de progreso.

Sin duda, de seguir por este camino, en poco tiempo podremos observar las columnas o castillos de nuestra casa México, brotadas, a la vista, oxidadas, inservibles, víctimas de esta cuarta transformación, de esta triste DEGRADACIÓN.