¿QUÉ VIENE?

Por SEAN OSMIN HAMUD RUIZ
LOCALES

Con una actitud que da más la sensación de prisa que de previsión, las distintas fuerzas políticas en el estado comienzan a vibrar, buscando el tono adecuado que endulce los oídos de la ciudadanía. La cacería de votos comienza.

Dentro de el murmullo que envuelve el ambiente, un desconcierto de voces comienza a quererse hacer escuchar. Nada nuevo cada que vienen elecciones.

Dos aspectos que deben resaltarse respecto a la frescura de los actores. Los partidos tradicionales, hasta el momento, no están haciendo ningún esfuerzo por mostrar novedad. Jugadas y algunas muy jugadas fichas ya buscan lugar en el tablero. Por otro lado, el nuevo partido en el poder se está dando el lujo de tener alineados a participantes ya de muchas batallas y a otros recién estrenados.

Pero hay una realidad. Los equipos no están emocionando. Los primeros sondeos y encuestas que ya se comienzan a publicar, unos hechos a la medida, otros pretendidamente serios; unos patito y otros no tanto, concluyen en promedio que quien puntea, por marca o nombre, anda por los veintitantos porcientos de intención de voto.

Por supuesto que estamos madrugando, pero es la foto del momento necesaria para comenzar a armar estrategias.

Ninguna de las etiquetas por sí solas están posicionadas en este instante para poder pensar que hay un camino sencillo para alguien.

Ninguno de los pretendientes trae juego sobrado.
El único que trae números ganadores es el indeciso, ahí hay sondeos que le dan hasta arriba de un 50 %.

Otra vez, dos aspectos se deben estudiar.

Las alianzas entre fuerzas políticas van a ser indispensables.
Pero también elemental será que en la selección de candidatos y candidatas, se rompan moldes. Tienen que buscarse novedades.
En un mero ejercicio de observación, intuyo que esos indecisos, más bien están decepcionados. Para interesarlos hay ser novedosos en la estrategia, el mensaje y la persona.

Si nada de lo anterior hace sentido, estaremos viviendo una realidad donde tengamos personas electas que lleguen a los distintos puestos elegibles con menos del 30%, es decir, sin el apoyo de más del setenta por ciento de los votos. Eso sería una verdadera tristeza.