LUCHA DE PODER (AMLO vs E. Alfaro)

TAREA PUBLICA

Por: Carlos OROZCO GALEANA

El político mexicano que saltó definitivamente al estrellado el mes anterior   fue sin duda Enrique Alfaro, el controvertido gobernador de Jalisco, quien está resultando un caramelo para los medios informativos, pues da noticia cada que hace planteamientos o denuncias. Aunada a sus cualidades innatas de buen comunicador, tiene opciones atractivas en prensa nacional y regional.

Alfaro ha aprovechado la crisis del coronavirus para ir, junto con otros de sus iguales, a contracorriente de diversas medidas sanitarias y económicas y situarse en una posición crítica hacia las políticas y recomendaciones centrales que buscan disminuir la ola de contagios y muertes y que no corren con gran suerte debido a la desidia de cientos de miles de ciudadanos que ponderan más la libertad de movilizarse que la propia vida.

Y en eso ha tenido éxito, sin duda. A pesar de que la pandemia marca rojo en todo el país, es reconocido que el gobernador jalisciense se anticipó como pocos cuando vio venir la amenaza del virus e implementó medidas sanitarias que han dado resultados pues Jalisco ha sufrido el impacto maligno en menores proporciones siendo una entidad con más de 8 millones 256 mil personas.

Esos resultados abonan a la fortaleza del gobernador, que está jugando a las vencidas con López Obrador, quien jura y perjura que él no es el dueño de la mano que mece la cuna en el conflicto surgido a razón del homicidio en Guadalajara de Giovanni López y que originó manifestaciones y disturbios supuestamente orquestados por alborotadores profesionales de Morena. Alfaro acusó a dos funcionarios de la Secretaría de Gobernación de gestionar el movimiento en su contra. Pero algo si es cierto: la policía hizo gala de fuerza extrema contra los manifestantes, ante lo cual Alfaro se disculpó. Empate con Amlo en este round.

Muchos mexicanos ubican ya al López Obrador del 2024 en la persona de Enrique Alfaro, quien a pesar de su corta edad y trayectoria, lleva un paso fulgurante hacia las alturas de la política nacional apenas en 13 años. Va como bala. Entre sus méritos mayores, recuérdese, está el de haber borrado del mapa al Pri con su influencia ganadora en toda la zona connurbada de Guadalajara cuando obtuvo de calle la alcaldía de la capital con tan solo su partidito, logro previo al gane de la elección de gobernador que todo mundo cantó por anticipado.

Amlo y Alfaro están jugando una partida especial: la lucha por la elección local en el 2021. Si el jalisciense aspira a ser candidato del MC no puede darse el lujo de una derrota estrepitosa ante Morena. Es más, ha de poner toda su inteligencia política en juego pues el presidente se las sabe de todas y hará gala de todas sus mañas para ganarle a Alfaro y de paso anularlo como un posible contrincante de su partido en el 2024.

En esa lucha, es obvio que presenciamos la pugna entre un poder local frente al poder federal. Amlo la trae contra varios gobernadores que no se someten a sus políticas, como que el látigo que se trae contra ellos es grueso y contundente al grado de decirles, no hace ni dos semanas, que varios de ellos “pueden caer al bote” si usan el poder para desviar recursos. Mejor, digo yo, que no los amenace sino que, llegado el caso, actué. Y luego se queja de que “no respetan su investidura”, como si él respetara la de los gobernadores que, aunque chiquita ( la investidura) también tienen una.

Con Alfaro podría pasar lo que pasó con Amlo cuando Vicente Fox en su locura lo quiso desaforar del cargo de regente. Lo que ocurrió todo el mundo lo sabe: Amlo se convirtió en víctima ( lo que le sale muy bien ) y Fox en victimario. Y luego de 15 años, ya con el terreno abonado, llegó a Palacio Nacional. Y lo hubiera logrado hasta sin campaña, dado el hartazgo suscitado por la corrupción del peñismo.

Alfaro se está convirtiendo en un verdadero contrapeso al poder presidencial al margen de si tiene o no razón en sus alegatos. Y me parece que Amlo, con las descalificaciones que hace de él llamándolo traidor solo porque compitió sin Morena para llegar a gobernador de Jalisco, no hace sino darle una categoría formal como el opositor más a la vista que le peleará espacios políticos.

Guste o no guste a los opositores de Alfaro, la verdad es que le viene bien al país el debate sobre los temas más álgidos que vivimos. Y a este, a este sí, le vino el coronavirus como anillo al dedo.

No necesariamente todos los políticos han de coincidir con Amlo. Imposible. Ni los de Morena. Amlo no es un Dios, acierta y se equivoca. No puede él aspirar a la aprobación general cuando decisiones políticas y económicas de gran calado causan controversia al promoverlas a mano alzada y sin estudios previos o cuando él y funcionarios de su gabinete, con aprobación suya seguramente, otorgan multimillonarios contratos sin licitación a compadres y amigos de turno. Nomás el 78 %, más que en el peñato.. . .