¿Por qué soy como soy?

Un acercamiento a la TCC, el análisis del pensamiento, emociones y conductas
Por: Psic. Hugo Alejandro Rojas López

En algún momento de nuestras vidas es probable que muchas personas nos hayamos preguntado “¿Por qué soy como soy?”, “¿De donde he aprendido estas conductas?”, “Yo no era así antes”, y lo cual es muy común que nos cuestionemos en ocasiones.

A la vez, es probable que este tipo de preguntas las acompañemos con teorías o hipótesis del porque de nuestras conductas: “Quizá sea porque de niño me pegaban mucho”, “tal vez se deba al accidente que tuve 2 años atrás”, “desde que mi pareja me dejó por otra persona me comporto diferente, yo antes no era así”, atribuimos los cambios de nuestro comportamiento a eventos, situaciones o personas.

Esto no se aleja de la realidad, durante nuestra vida ocurren eventos que nos llevan a hacer cambios en nuestra persona y forma de expresarnos al mundo. No obstante en ocasiones aseveraciones de esta índole puede ser algo precipitado, ya que no siempre nos detenemos a analizar nuestros pensamientos ante las situaciones y experiencias que vivimos y nos dejamos llevar por las primeras ideas que nos vienen a la cabeza.

Para dar una explicación más precisa al respecto con relación al análisis de nuestros pensamientos existe dentro del área psicoterapeuta que se encarga de llevar a las personas, o en el ámbito terapéutico mejor conocidos como pacientes, a conocer y analizar de manera más detallada sus pensamientos y como estos afectan en la conducta. La Psicoterapia Cognitiva Conductual (TCC), desarrollada por Aaron Beck en la década de 1960, explica que muchas de las conductas del ser humano, maladaptativas o no, se realizan con base a los pensamientos que tiene la persona ante las situaciones y eventos que ocurren en su día a día y no necesariamente que la situación sea la que modula la conducta. Para ser más preciso, las emociones y conductas no dependen de lo que ocurra, sino de los pensamientos y esquemas mentales que la tenga al respecto de la situación que está ocurriendo y por lo tanto los pensamientos alteraran mis emociones y sentimientos y mis emociones me llevaran a actuar de una forma definida. Abordemos esto con un ejemplo:

– El día de hoy he agendado con mi pareja para tener una cena en honor a nuestro aniversario, lo cual me tiene muy entusiasmado, sin embargo al acercarse la hora para verle me llama por teléfono y me dice que ha decidido no continuar con la relación. La noticia me toma por sorpresa y un remolino de emociones y sensaciones surge en mi interior, las principales son enojo, tristeza, confusión, sorpresa, lo cual afecta mi estado de ánimo, de estar alegre y entusiasmado por ver y pasar un rato agradable con la persona que amo, paso detestar ese momento y lugar, y por lo tanto mi comportamiento se ve afectado. Ahora mis emociones no son las que están afectando de forma directa en mi conducta, si no los pensamientos que tengo ante la situación en la que me encuentro viviendo. Por mi cabeza comienzan a surgir ideas como: “de seguro me dejo porque ya no soy suficiente para ella/él”, “me ha cambiado por alguien mejor que yo”, “le he aburrido y por eso ha decidido botarme”, “me ha vuelto a pasar, con mis parejas anteriores fue igual, soy alguien que no merece ser amado”, etc. Con el pasar de los días esto tiene un efecto en mi conducta, me levanto con pocas o nulas ganas de empezar el día, actividades que disfrutaba antes ya no las disfruto, mi estado anímico cambia, me presento malhumorado con otras personas, me niego a salir de casa o incluso de la cama, etc. –

Cogniciones de este tipo no surgen de un momento a otro necesariamente, si no que desde nuestra infancia comienzan a construirse en relación a aprendizajes y experiencias que tenemos durante nuestro desarrollo. Digamos, ante el pensamiento “Soy una persona que no merece ser amada” pudiera ser que tiempo atrás durante mis años de crianza mis cuidadores no me hayan dado muestras de afecto necesario para cubrir mis necesidades afectivas y por ende cada experiencia que involucre que una persona no me muestre el afecto que yo espero recibir, mi estado de ánimo se verá afectado al punto de experimentar tristeza intensa, enojo, frustración, entre otras emociones.

Lograr identificar nuestras conductas maladaptativas es un paso importante para realizar modificaciones en nuestro pensar y por lo tanto actuar, ya que hemos logrado darnos cuenta de que es necesario cambiar algo en nosotros, en este caso pensamientos que no nos generan beneficios a nivel emocional y conductual. Para ello es recomendable el comienzo de un proceso psicoterapéutico con profesionales capacitados en el área de la salud mental, ya que esto ayudara a que nuestro estado de ánimo mejore, podamos ampliar nuestra capacidad de análisis y de compresión de nuestros pensamientos, lograr analizar situaciones desde diferentes perspectivas y tener un mejor control de nuestras acciones.

 

Pisc. Hugo Alejandro Rojas López
5 años de experiencia en psicoterapia
Máster en Psicoterapia Cognitiva Conductual
Facebook: Psic. Hugo Rojas – https://www.facebook.com/Psic.HugoRojas