¿Paridad o caridad de género?

EL ARCÓN DE HIPATÍA 
Por: Saraí AGUILLAR ARRIOZOLA

Esa parece ser la pregunta tras los resultados publicados de las encuestas del partido oficial y oficialista Morena, después de que el partido se viera obligado a darle candidaturas a gobiernos estatales a mujeres para cubrir la cuota de cinco, aun cuando en algunas de ellas ganaron sus pares hombres.

El caso que mayor revuelo causó fue el de la Ciudad de México por Omar García Harfuch, que no solo ganó sino arrasó en la encuesta que finalmente terminó siendo un mero trámite pues la candidatura se le cedió a Clara Brugada.

El resto es historia. Los detractores de la paridad no desaprovecharon la oportunidad de mofarse de las incongruencias visibles. Entonces, se alegaba, las mujeres llegan por caridad, no por paridad. Y es que de manera simple y tambien simplona, es lo que ese reparto morenista de candidaturas hace presumir.

El tema es más complejo, pues había manera de conceder Chiapas a una mujer donde casi había un empate técnico; sin embargo, la candidatura estaba apalabrada con el aspirante hombre que podía irse a la oposición. También estuvo el caso de Tabasco, donde el compadrazgo con el presidente mató la cuota de género. Por lo cual, el enroque en CDMX no tiene que ver con una caridad, sino con desaseos y grillas partidistas.

No obstante, el tema de las cuotas de género sí ha dado mucho de qué hablar. Se puede entender que la paridad no ha sido algo que los partidos políticos ni sus actores hayan asumido de forma automática. Se sabe que históricamente han postulado mujeres en distritos perdedores o “juanitas”. No obstante, como se ha señalado en otros momentos, se ha caído en populismos de género donde se pueden privilegiar perfiles no idóneos por el hecho de ser mujeres, o como el caso de la senadora Lilly Téllez, que no solo no aporta a la agenda feminista, sino que va en su detrimiento.

Y es aquí donde surge una duda que resulta imprescindible que como feministas contestemos: ¿en qué medida la llegada de mujeres a los puestos políticos donde se toman decisiones ha beneficiado a las mujeres, a las de a pie, más allá de las que ocupan los cargos?

Es cierto que hay mujeres en política que han impulsado avances relevantes en causas como menstruación digna. Pero no podemos dejar de lado que al final del día muchas terminan priorizando la bancada por encima de la causa. No podemos olvidar en este sexenio a las senadoras de Morena cobijando a Félix Salgado Macedonio en su grupo parlamentario o incluso algunas promoviendo su fallida candidatura. Y por no dejar de lado la sumisión al poder federal aun en contra del beneficio de su población: tal fue el caso de Evelyn Salgado con el paso trágico del huracán Otis, que sigue apegándose a la narrativa presidencial de “ya estamos bien”, mientras los guerrerenses se quedan en el abandono.

Más que debatir sobre el juego de palabras de caridad o paridad, lo que deberíamos de cuestionar es si las mujeres en el poder toman partido por nosotras… o toman partido por sus partidos. Respondan, por caridad.