Reflexiones sobre el impacto de la victoria de Javier Milei en Argentina

APUNTES PARA EL FUTURO
Por: Essaú LOPVI

La reciente victoria de Javier Milei en las elecciones argentinas ha dejado perplejos a muchos observadores políticos de Argentina y Latinoamérica misma. Ha generando interrogantes sobre la democracia en este país sudamericano.

Pero más que un triunfo atribuible al propio Milei, este resultado parece ser un reflejo del descontento de los votantes ante la ineficacia de una elite política que ha fallado en abordar las necesidades básicas de la población.

La sensación general que llega a través de las redes sociales, es de ansiedad, incredulidad y resignación frente a la realidad de un país que ha perdido su rumbo. La alternativa presentada en estas elecciones, con Sergio Massa y Javier Milei como principales contendientes, no ofrecía un panorama alentador. Massa, criticado por su gestión y percibido como poco confiable, representaba más de lo mismo para muchos votantes.

La liturgia democrática, que debería ser un acto de esperanza y autogobierno, se ve comprometida en un contexto donde los ciudadanos votan más en contra de un candidato que a favor de uno. Este escenario ya lo vivimos en México cuando el voto de castigo para el PRI le dio un triunfo contundente a Morena, esto revela la falta de confianza en la capacidad de la clase política para generar cambios positivos y soluciones a los problemas urgentes del país.

La sorprendente emergencia de Milei como opción viable se atribuye a su habilidad para canalizar el descontento, denunciando con vehemencia a la casta política y prometiendo un cambio radical.

Aunque sus métodos y excesos retóricos desafían las formas tradicionales de la liturgia democrática, los votantes parecen dispuestos a perdonar estas formas en busca de una esperanza para el futuro.

Sin embargo, las incertidumbres sobre cómo Milei concretará sus promesas y si cumplirá con las expectativas de sus votantes plantean desafíos significativos. De entrada los fieles al peronismo y kirchnerismo han manifestado que si el ‘pelucas’ Milei les quita los programas sociales, saldrán a las calles a incendiarlo todo.

La historia reciente de líderes populistas en otras partes del mundo advierte sobre la posibilidad de decepciones cuando se trata de traducir las promesas de campaña en acciones concretas.

En última instancia, la victoria de Milei destaca la incapacidad de las democracias contemporáneas, no solo en Argentina sino en todo el mundo, para abordar el malestar ciudadano de manera efectiva. El efecto Milei también ya se analiza en Colombia con un atisbo de esperanza contra el progresista Gustavo Petro, incluso a nivel internacional, ven con expectación que algo similar pudiera pasar en México.

Este fenómeno argentino debería servir como una advertencia sobre los peligros de convertir la política en un mero entretenimiento de masas y el fortalecimiento del clientelismo político por medio de programas sociales financiados con recursos públicos, sin duda es un riesgo que enfrentan muchas democracias modernas.