OBNUBILADO

¿QUÉ VIENE?

SEAN OSMIN HAMUD RUIZ 

Creo que me va a dar gripa. Domingo casi nueve de la noche y no tengo tema. Decidí dejar la computadora e ir a cenar junto a mis hijos, unos taquitos de frijoles, de esos que se hacen chinitos en manteca, tortilla dorada al comal y una salsa gloriosa de chiles morita, tomate, ajonjolí y chocolate que desde medio día preparó mi esposa, picosa por cierto.

El más grande de mis críos, preocupado me pregunta si no voy a escribir, pues le gusta ver mi foto en el periódico y en las diferentes publicaciones electrónicas que amablemente me reproducen, orgulloso de que su padre es “famoso”. No he tenido el estómago suficiente para desmentir esta fantasía suya. Pero algún día.

El picor claro que me “soltó el moco” y aquí sigo, en el intento de escribir algo inteligente, consciente de que mi oxigenación cerebral no es la óptima. Ya desde que lo de “inteligente” se nota.

Quise releer algo de la prensa local y de la prensa nacional, para inspirarme, pero debo confesar desanimo, me siento confundido, envuelto en una psicotropía digna de Lewis Carroll.

La historia de una tierna niña que desde su mesabanco en la secundaria detuvo la guerra de Vietnam; importantes reuniones públicas que nos llaman al profundo análisis y atenta lectura de un manifiesto de medio tiempo, algo a la mitad del camino; violentísimos hechos que suceden en Manzanillo literalmente en las narices de la autoridad y solo queda estar expectantes a alguna explicación; en el mismo puerto, un marino asaltado; una pandemia que parece da tregua, pero simplemente sigue al asecho; números alegres, que no resuelven lo inmediato; y todo aderezado con risas y sonrisas de la esperanza por venir.

Todo ello me dejó agobiado. Hoy no hay microcuento, ya escribí uno largo en supralíneas. Hoy estoy OBNUBILADO.