Los cigarrillos electrónicos no ayudan a dejar de fumar: estudio

Un pequeño estudio de Estados Unidos genera nuevas dudas sobre si el uso del cigarrillo electrónico permitirá que los usuarios dejen de fumar, lo que suma un argumento más al debate sobre el rigor con el que deberían regularse esos productos.

El estudio, sobre los hábitos de 88 fumadores que, además, utilizaban los e-cigarrillos, aparece publicado en una carta de investigación de JAMA Internal Medicine.

Los autores hallaron que esos usuarios no eran más propensos a dejar de fumar después de un año que los fumadores que no utilizaban esos dispositivos.

Especialistas ajenos al estudio aseguran que el tamaño de la muestra y la ausencia de información sobre si el uso del cigarrillo electrónico era intencional para dejar de fumar, significan que el estudio del Centro para la Investigación y la Educación en Control del Tabaco de University of California, San Francisco, no puede reemplazar un estudio más riguroso sobre el asunto.

Los cigarrillos electrónicos se comenzaron a utilizar en China en el 2004 y, desde entonces, se transformó en una industria de 2.000 millones de dólares. Las principales marcas de Estados Unidos son Blu, de Lorillard Inc, y los productos de NJOY y Logic Technology.

«No detectamos una relación entre el uso del cigarrillo electrónico y la reducción del consumo de cigarrillos tradicionales», comentó la autora principal, Rachel Grana.

Con su equipo, de University of California, San Francisco, analizó los resultados de una encuesta del 2011 a 949 fumadores; 88 dijeron que utilizaba cigarrillos electrónicos.

Al año, los autores revisaron las respuestas de esos fumadores y observaron que los que en el 2011 habían dicho que utilizaba los cigarrillos electrónicos no eran más propensos a dejar de fumar que los que no utilizaban los dispositivos.

Y los que seguían fumando en el 2012, el uso del cigarrillo electrónico no modificaba la cantidad de cigarrillos tradicionales que consumían por día.

Para los autores, la pequeña cantidad de usuarios de cigarrillos electrónicos pudo haber limitado la capacidad del estudio de detectar una relación entre la cesación tabáquica y uso de esos dispositivos.

El doctor Michael Siegel, de la Facultad de Salud Pública de Boston University y especialista en investigación con cigarrillos electrónicos, pero que no participó del nuevo estudio, opinó que el trabajo incluye varios errores de diseño (por ejemplo, los autores ignoraban por qué algunos participantes habían probado los cigarrillos electrónicos o por cuánto tiempo los habían utilizado).

En declaraciones por e-mail, Grana y sus colegas reconocen que no contaban con información sobre las motivaciones de los participantes para utilizar los dispositivos, pero sostuvieron que el análisis tuvo en cuenta otros factores que están asociados con la cesación tabáquica (la intención manifiesta de dejar de fumar y la cantidad de cigarrillos consumida por día).

«Estos factores también describen motivaciones para utilizar los cigarrillos electrónicos, ya que esos dispositivos se promocionan y perciben como una ayuda para dejar de fumar», escriben los autores. «Mientras que esos factores permitieron predecir la cesación como esperábamos, hallamos que el uso del cigarrillo electrónico no anticipó la cesación».

Siegel destacó que sólo un 8 por ciento de los encuestados había manifestado la intención de dejar de fumar durante el mes siguiente y anticipó su deseo de que la población se reserve la opinión sobre la utilidad de los cigarrillos electrónicos hasta la publicación de estudios controlados. «Necesitamos información sólida obtenida de investigaciones sólidas para tomar alguna decisión -dijo-. Espero que nadie saque conclusiones a partir de esta carta de investigación».

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