La psicología que no sabía nada de las mujeres

DEVENIR HUMANA

Psic. Rubi Graciano Hernández

Dice Naomi Weisstein, activista feminista y neuropsicóloga norteamericana, que la psicología no tiene nada que decir sobre lo que son verdaderamente las mujeres, sobre lo que necesitan, sobre lo que quieren, porque la psicología no sabe nada de eso.

Y en realidad, lo que no dice Naomi es que la psicología esa que ella señala es una psicología de hombres. La de los científicos y los doctores que, por años ignoraron la participación y las aportaciones de las mujeres, a menos que guardaran una relación que garantizara la lealtad y las teorías de los hombres de ciencia de la época.

Eso derivó en que las observaciones, las descripciones y explicaciones de la conducta humana desde la psicología a lo largo de la historia fueron asociadas a discursos que ignoraban las particularidades del ser humano femenino.

Las implicaciones derivadas de esto son que, durante mucho tiempo, la salud mental de las mujeres ha sido vista desde teorías con un sinfín de impresiciones provocando con ello, algunas ocasiones la patologización de conductas perfectamente explicables y tratables desde la consideración de las condiciones de vida de las mujeres.

Por ejemplo, El famoso Dr. Watson, pionero del conductismo, escribió en 1927 un artículo en The Nation en el que criticaba la modernidad de las mujeres cuestionando si lo que deseaban era libertad, valor poco asociado con las mujeres. Para este investigador la libertad de las mujeres tenía como precio el desajuste sexual y con ello se unía al coro de críticas sobre los conflictos que sufrían los matrimonios de las mujeres profesionistas quienes estaban condenadas a ser infelices.

Afortunadamente, tal como en otras disciplinas, en la psicología ha habido mujeres que han realizado sus aportaciones y que justo han dejado un legado que cuestiona lo que se ha dado por hecho, tal es el caso de Karen Horney, psicóloga feminista y cofundadora de la corriente neopsicoanalista quien en su tiempo realizó una fuerte crítica al trabajo de Sigmund Freud al presentar su teoría defendiendo la idea de que los hombres eran los que se sentían inadecuados y celosos de la capacidad de las mujeres para crear y desarrollar vida. Esa era la razón por la que los hombres buscaban dominar en todas las demás áreas importantes de la vida. Horney llamó a este fenómeno, en contraposición a las creencias de Freud, “envidia del vientre”. 

Por eso, en realidad la crítica de Naomi Weisstein hace referencia a la necesidad atemporal de cuestionar dichas teorías para buscar la visión femenina de las conductas humanas. Por lo que este mes de mayo, y en el marco de la celebración de la psicóloga y el psicólogo, conviene tener presente que es una época pertinente para cuestionar la psicología patriarcal y disponernos a ver el mundo de la conducta humana con otros ojos, unos ojos que integren la visión femenina. En eso andamos.