¿México está listo para tener una presidenta? ¿O es una frase más?

EL ARCÓN DE HIPATIA
Por: Saraí AGUILAR ARRIOZOLA

México está preparado para tener una presidenta. Ésta ha sido la frase que ha repetido frecuentemente la jefa de Gobierno, la doctora Claudia Sheinbaum, en las visitas y entrevistas que otorga no en sus funciones gubernamentales sino en su promoción como aspirante a la candidatura presidencial para 2024 por el partido en el poder, Morena.

Hay quien ha secundado esta frase como una forma de apoyar su posible candidatura: “creo que me podría morir tranquila si yo veo que una mujer llega a ser la presidenta de mi país”, dijo recientemente la ministra en retiro Olga Sánchez Cordero, senadora y exsecretaria de Gobernación.

Subida en la carrera frenética que han emprendido los aspirantes de Morena, que ha pasado desde que recibieron la bendición presidencial para ello cuando el mandatario los bautizó de forma coloquial como “corcholatas”, cada uno de ellos ha emprendido la lucha para conseguir el beneplácito como Dios manda… o a como Dios les dé a entender.

Sin duda, para algunos las redes han sido su espacio, tal es el caso del canciller Marcelo Ebrard; rapear y decirse el abandonado es el estilo de Monreal, y si bien el de Adán Augusto López aún lo tratamos de descifrar, frases como “mi compromiso es no robar, no mentir y no traicionar al pueblo, “y yo jamás voy a traicionar de donde vengo, jamás”, emitidas por Sheinbaum, nos dejan muy en claro cuál es su ruta de viaje.

Pues si bien es conocida su cercanía con el mandatario desde hace décadas, el que una mujer con un perfil político y académico decida que su única forma de llegar a romper el techo de cristal sea a la sombra de un hombre dista mucho de ser un empoderamiento real. Aunque es conocido que ella ha tratado de revirar estas críticas diciendo que es por machismo que señalan que ella es “la favorita del presidente”, la realidad es que ella ha optado por seguir esa ruta.

Pero más allá de su intento por mimetizarse con el presidente, también hay desconocimiento por lo que una gestión feminista implica. Pues cuando la jefa de gobierno menciona que el país está listo para una presidenta, ella debería de primero revisar qué implica para una mujer la emancipación, la agenda feminista, y cómo trabajar una gestión donde esto sea visible.

En meses pasados, al ser entrevistada por El País, ella señaló: “La participación de la mujer se ha vuelto parte de la vida pública, y a la gente le gusta porque se ha hecho buen papel. Habrá excepciones, como en todo, pero en general hay una imagen de que las mujeres somos más honestas, más trabajadoras… Hay una idea también en México, como en todo el mundo, de visualizar a una mujer gobernante como protectora.”

Las mujeres per sei no somos más honestas, ni tampoco más trabajadoras o tenemos el gen de la protección. Hemos sido obligadas a trabajar más para poder lograr nuestros objetivos, lo cual no debería ser motivo de orgullo sino de agenda de piso parejo. Tampoco somos protectoras. Hemos sido encomendadas en muchas ocasiones como cuidadoras en las familias por cuestiones de género de manera obligatoria, negando de esta manera el reparto equitativo de las labores domésticas y la libertad para desarrollarse en otros ámbitos.

La pregunta para Sheinbaum no es si México está listo para una presidenta, es si ella dimensiona que es lo que ello implica.