La ‘cuesta de enero’ los manda al Monte

Colima.- A Javier, la Navidad lo mandó al monte. Este colimense y su esposa Natalia recopilaron amorosamente durante todo 2014 cada peso que no requerían en lo inmediato a fin de que se cumplieran los sueños de Navidad de sus dos hijos, e incluso se permitieron un lujo, una caminadora estática para mejorar su salud, pero el tercer día que usaba el aparato, Javier perdió el paso, se cayó y se fracturó el brazo derecho.

Sin cobertura médica, Javier tuvo que echar mano de una esclava de oro que adquirió en época de bonanza y que ahora, con el yeso, no puede usar.

Recorre las casa de empeño en busca del dinero que necesita para su rehabilitación y para sobrevivir.

Espera que en el Monte de Piedad de la calle Zaragoza, en el centro de Colima, le ofrezcan mejores condiciones (mejor plazo, más dinero y menos intereses) que en los cuatro negocios que previamente visitó. 
Guadalupe se baja decididamente del taxi y se dirige sin dudarlo a la puerta de la vieja casona.

El predial y el agua se le juntaron con el pago de la renta de su negocio, la tarjeta de crédito, el cable y el teléfono.

«La cuesta de enero me pegó fuerte», dice esta propietaria de un taller de costura.

Pretende empeñar una cadena y una medalla de oro. «Aquí prestan poco», dice en referencia al Nacional Monte de Piedad.

«Pero sí hay forma de recuperar el préstamo. Los intereses de los otros son muy pesados». Se mueve con ligereza. Es la tercera vez que empeña esas prendas, regalos de un marido del que se divorció.

La cuesta de enero se nota más en las caras de apremio que en las filas: alrededor del mediodía del lunes 12 de enero, apenas tres personas se formaban ante las cajas. Pero en las caras de gente como Javier, la cuesta adquiere el rostro de preocupación.

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