Gran manifestación islamista en El Cairo; cuatro muertos en el Sinaí

Centenares de miles de personas participaron hoy en El Cairo en la mayor manifestación organizada en Egipto desde la caída en febrero del presidente Hosni Mubarak, convocada esencialmente por islamistas, en medio de una frágil transición política.

Manifestaciones de menor importancia se llevaron a cabo en otras localidades, entre ellas El Arish, en el norte del Sinaí. Allí, unos 150 hombres armados abrieron fuego matando a tres civiles y un capitán del ejército, e hiriendo a doce reclutas, anunciaron el ministerio de Salud y la agencia oficial MENA.

Los asaltantes enarbolaban banderolas con consignas islamistas. En la Plaza Tahrir, en el centro de la capital egipcia, los manifestantes procedentes de todo el país hicieron una gran demostración de fuerza.

Miles de contestatarios se habían congregado en la noche y en la mañana para una manifestación prevista tras la oración semanal musulmana a media jornada. Algunos gritaban consignas a favor de la instauración de un «Estado islámico».

Esta manifestación, convocada por los Hermanos Musulmanes, hacía temer choques con los militantes de las organizaciones laicas que acampan en la famosa plaza Tahrir de El Cairo desde el 8 de julio. La semana pasada, los islamistas habían preparado su propio desfile, acusando a los contestatarios laicos de ir contra «la identidad islámica» de Egipto.

Pero tras dos días de negociaciones, laicos e islamistas convinieron en dejar de lado sus disensiones para salvar los ideales de la revuelta popular de enero y febrero, que condujo a la salida de Mubarak. Por lo menos 15 partidos y otras formaciones políticas participaron en la manifestación.

Entre sus reivindicaciones figuran el fin de los procesos militares a civiles, el procesamiento de altos cargos del régimen de Mubarak y la redistribución de las riquezas. De pie en los podios instalados alrededor de la plaza, los oradores exhortaron a la unidad, pero la muchedumbre convocó a Egipto a «aplicar la ley de Dios».

Desde el 8 de julio, manifestantes en su mayoría laicos ocupan la plaza Tahrir, epicentro de la protesta, para denunciar la lentitud de las reformas prometidas por el ejército en el poder. Los militares también son acusados de violaciones de los derechos humanos y de recurrir a los métodos de la época de Mubarak para apartar de la vida política a los opositores. La semana pasada, el ejército había acusado al Movimiento del 6 de Abril, formado por militantes pro democráticos, de «dividir al pueblo y al ejército».

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) llamó además «al pueblo a la vigilancia y a no caer en el complot sospechoso con el fin de minar la estabilidad de Egipto». El mariscal Husein Tantaui, que encabeza el CSFA y lleva las riendas del país desde la renuncia de Mubarak, prometió sentar las «bases de un Estado democrático defensor de la libertad y de los derechos de ciudadanos».

Las legislativas fueron anunciadas para el otoño y deben preceder la redacción de una nueva Constitución y la celebración de elecciones presidenciales.

Con información de AP

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