Gobiernos de Obama y Calderón celebran su última reunión sobre seguridad

Los gobiernos de Barack Obama y Felipe Calderón celebran este martes su última reunión ministerial sobre temas de seguridad sin grandes expectativas de anuncios, a diez semanas de una transición política clave en México y en plena campaña electoral en Estados Unidos.

La violencia sin freno del crimen organizado en México obligó a ambos países a poner en marcha en 2008 un tratado de asistencia en materia de seguridad, la Iniciativa Mérida, que ahora ha pasado a una etapa de formación policial y judicial.

Estados Unidos ha presupuestado un total de 1.600 millones de dólares, que aún no ha gastado totalmente por la lentitud burocrática, pero el nivel de confianza y de cooperación es histórico, coinciden ambos vecinos.

La secretaria de Seguridad Interna, Janet Napolitano, destacó el lunes durante un debate con su homólogo mexicano, Alejandro Poiré, que Estados Unidos tiene un número de agentes sin precedentes desplegado en territorio mexicano.

«La relación entre nuestros dos países nunca ha sido tan fuerte», enfatizó Napolitano en el debate protagonizado en el centro de análisis Wilson.

Pero ese despliegue también conlleva riesgos que las agencias estadounidenses ya han conocido en el pasado: en dieciocho meses se han producido dos ataques contra agentes que viajaban por carreteras mexicanas.

El último tiroteo, el pasado 24 de agosto, fue protagonizado por fuerzas policiales federales mexicanos, que balearon un auto que pertenecía a la embajada estadounidense.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, recibe a su homóloga mexicana, Patricia Espinosa, a Poiré y a otros ministros para esa cuarta reunión en el Departamento de Estado, que se cerrará luego con una rueda de prensa prevista a partir de las 19H30 GMT.

«Los desafíos son tan masivos, y las amenazas tan claras, que por mucho que hayamos avanzado es imperativo que el nivel de esfuerzo continúe no solamente al mismo nivel, sino que además se incremente a ambos lados de la frontera», dijo Poiré al intervenir en el foro en el centro Wilson.

«Lo que hemos hecho ha sido tanto y tan rápido… que ninguno de nosotros ha tenido realmente la oportunidad de detenernos un momento y recapitular sobre todo el esfuerzo», añadió Napolitano en ese diálogo. «Eso sería realmente útil para próximos gobiernos», sugirió.

Sin decirlo abiertamente, ambos ministros reconocieron que el enigma del próximo gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que vuelve al poder tras dos sexenios, planea sobre la agenda bilateral.

El presidente electo mexicano, Enrique Peña Nieto, asume el poder el 1 de diciembre. Estados Unidos acude a las urnas este 6 de noviembre, y el nuevo mandatario asumirá en enero.

La cita de este martes podría servir en realidad de preparación para agendar una entrevista entre Peña Nieto y el presidente electo estadounidense antes de enero, como sucedió tras las elecciones presidenciales estadounidenses de 2008, entre Calderón y el electo Obama.

Pero mientras Peña Nieto despeja los interrogantes sobre su política antidrogas, ambos países, que comparten la frontera terrestre más transitada del mundo, siguen avanzando en materia de comercio, política migratoria y viajeros.

Napolitano explicó el lunes que ambos países trabajan en un proyecto de lucha contra el lavado de dinero que podría dar frutos en dos años.

Ambos países también están trabajando en un programa de deportación voluntaria de los inmigrantes indocumentados, y en otro para entregar a México los antecedentes penales de todo indocumentado que haya cometido un crimen.{jathumbnail off}

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