Colima.- El Congreso del Estado reconocerá a Juan N. Salazar, tatarabuelo del diputado Rigoberto Salazar, nombrándolo “Primer Constituyente del Estado Libre y Soberano de Colima”.
También se propondrá a los Ayuntamientos de Comala y Villa de Álvarez para que, en la medida de sus posibilidades, realicen actos en memoria de este destacado colimense.
Juan N. Salazar, nació en el Barrio de los Martínez, de la Ranchería de Almoloyan, del territorio de Colima, Colima, en 1812 (Colima fue ciudad hasta 1824 y capital del Estado de la República hasta 1857) y falleció, siendo diputado local el 12 de junio de 1879 en Villa de Álvarez, Colima.
Hombre vinculado con el Poder Político desde muy temprana edad, Juan Nepomuceno Salazar Gómez, fue hijo de Joaquín Salazar y de Catarina Gómez, y el quinto de siete hermanos: José, Vicente, Ignacio, Joaquín, Ángela Josefa y Ramona, asimismo, junto con su esposa Ignacia Ahumada, procreó a: Ignacio, Filomeno, J. Refugio, Ma. Guadalupe, Ma. Isabel, Benjamina, Leobarda, Leocadia y Catarina.
A los 45 años fue Diputado local por el 6º Distrito Constituyente (19 de julio de 1857). Habiendo fallecido a los 67 años, muere como el decano de dicha primera legislatura del Estado Libre y Soberano de Colima y legislador en funciones en 1879.
Los cuerpos legislativos a los que perteneció este distinguido político colimense fueron dos, el primero en 1857-1860 y el segundo en la séptima legislatura de 1877 a 1879.
En su primera representación tuvo como compañeros a otros destacados colimenses, como Francisco Vaca, Ramón R. De la Vega, Miguel Escoto, Liberato Maldonado, Pedro Brizuela, Antonio Cárdenas y él mismo Juan N. Salazar, como propietarios y como respectivos suplentes a Sixto de la Vega, Miguel de la Madrid, Jesús R. González, Ignacio Cruz Centeno, José Ma. Cárdenas, Sebastián Fajardo y Don Antonio Solórzano, este último suplente de Juan N. Salazar.
A Juan N. Salazar le tocó enfrentar una de las etapas sociales de Colima más álgidas y difíciles de la historia de México, con el estallido de la guerra civil entre los bandos conservador y liberal que tanto dividieron al país y al propio Estado de Colima, y, que no obstante, tuvo logros de trascendencia entre los que se encuentran:
Haber concretado la institución del naciente Estado de Colima, con el acoso externo con la conformación de sus Poderes, la jura de la Constitución Federal de 1857; Su integración e instalación como cuerpo colegiado el 19 de julio de 1857; la elección, ese mismo día, del primer Gobernador del Estado, Manuel Álvarez; la aprobación de la primera Ley contra la vagancia, La aprobación de la primera Ley de Hacienda para el Estado de Colima.
La aprobación del proyecto de la primera Constitución del Estado el 26 de agosto, así como su puesta en vigor el 16 de octubre de 1857; ampliaron el dominio territorial del Estado con la aceptación de la cesión federal de las Islas Revillagigedo.
Así como el Mantener la Gobernabilidad y la soberanía del Estado, ante las constantes renuncias y muertes de los gobernadores que ocurrieron durante el periodo: Manuel Álvarez, asesinado; Washington de Velasco, renunció; José Silverio Núñez, asesinado; Ricardo Palacio, renunció; Miguel Contreras Medellín, asesinado y Urbano Gómez, renunció.
Además, fungió como presidente del Ayuntamiento de Villa de Álvarez (1870), ejerciendo actos de gobierno.
El presidente de Villa de Álvarez rubricaba con el lema de “Libertad y Reforma”, mismo que había sustituido al de “Independencia y Libertad” usado hasta 1870 en la papelería oficial.
En su segundo periodo como legislador, en la séptima legislatura (1877-1879), que fue integrada por Francisco E. Trejo, Ramón R. de la Vega, Agustín Albarelli, Ignacio Escoto, José María González Mendoza, Juan N. Salazar y Carlos Meillón, quienes llevaron como sus respectivos suplentes a: José L. Mendoza, Miguel Bazán, J. Salvador Abad, Jesús Martínez Vargas, Lucio Uribe, Ignacio Corona y Victoriano Silva, según se juramentó el 1 de julio de 1877, teniendo como antecedente a la séptima, cuyos integrantes habiendo rendido juramento el 13 de agosto de 1876, pero fueron defenestrados en enero de 1877 al ser simpatizantes del anterior gobernador y adictos al Presidente Sebastián Lerdo de Tejada, desconocido por Porfirio Díaz con el Plan de Tuxtepéc.
Su vida la consagró por completo a procurar, hasta donde le fue posible, el bienestar y progreso de su patria, a la que le prestó en varias épocas grandes servicios; habiendo tenido que sufrir en diversas ocasiones, la persecución por parte de los enemigos de las ideas liberales que siempre profesó.
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