TRABAJO

¿QUÉ VIENE?

SEAN OSMIN HAMUD RUIZ

Justo comenzaba a escribir estas líneas y mi hijo Emiliano de 8 años, observándome, me dice “te voy a ayudar, escribe que en esta fecha se festeja el día internacional del trabajo”. Hecho está.

La verdadera intención de esta columna era hilar el concepto con lo que acaba de suceder en el congreso de nuestro estado.

Soy un total convencido de que la división de poderes brinda la oportunidad de un ejercicio de poder basado en los decretados contrapesos que representa cada uno, pero al mismo tiempo se deben buscar circunstancias donde las acciones y propuestas de estos entes pasen por un proceso de negociación, mejora, adaptación.

No necesariamente deben ser determinados estos pretendidos equilibrios a partir del origen partidista o ideológico de los individuos que se visten con estas responsabilidades. Se entiende que la toma de decisiones tiene que pasar por un tamiz o filtro que haga coherente las acciones del poder respecto a los criterios conceptuales de cada corriente política, pero no puede ni debe ser inamovible o absoluta.

La realidad siempre nos regala fenómenos a los que debemos adaptarnos, sin que a las circunstancias le importe realmente qué o cómo pensamos.

Para este momento, un par de diputadas locales más, provenientes de propuestas partidistas claramente identificadas con este concepto de la cuarta transformación, cambiaron de piel, con lo que esto implica, y francamente se sumaron al partido en el poder.

¿Estrictamente hay algo malo en ello? Creo honestamente que no. Todo proceso en el ejercicio público pasa por negociaciones, ajustes, alianzas, reacomodos. Ello pertenece a la naturaleza humana. Agruparnos está en nuestro ADN.

Lo que importa tener claro cuando vemos algo así es que se tienen que clarificar las motivaciones y las intenciones de este corrimiento hacia la fronda del árbol guinda.

¿Pretender aportar opiniones informadas, bien intencionadas, con visión de largo plazo, que busquen la mejora de la sociedad en su conjunto, sopesando pros y contras de las distintas propuestas que les toque analizar o votar? ¿o nada más fueron convocadas a hacer lo sucio del TRABAJO?

MICROCUENTO

Mucha razón tiene Mateo, mi hijo de 9 años. El verdadero placer de la lectura está en el ojear el papel, buscar el separador correcto y encontrar el rincón en casa o donde sea para embeberse en la lectura. Y yo neceando que cambie a la Tablet, iluso de mí.