TAREA PÚBLICA

ADICCIONES, LA PESADILLA
CARLOS OROZCO GALEANA

Una última encuesta efectuada por la Comisión Nacional contra las Adicciones detectó que hay mayor consumo de drogas en México comparado con hace 5 años en jóvenes de menor edad y acaso lo más grave sea, como dijo recientemente su comisionado Manuel Mondragón, que ya hay detectado un consumo “bajito” de heroína en todo el país. “Tenemos que evitar que el uso de drogas se convierta en una epidemia en México”, dijo.

Si el país registra altos índices en el consumo de drogas es que existe un grave problema de salud pública. Los índices van a la alza y cada vez son más jóvenes y niños en algunas regiones depauperadas los que se inician en ese hábito dependiente y mortal. No puede haber oídos sordos ni brazos cruzados ante esa verdadera amenaza a la estabilidad sanitaria del país. Las drogas destruyen al cuerpo humano y con ello originan también debacle moral en numerosas familias carentes de recursos y de información básica sobre a dónde acudir en busca de auxilio ante esa enfermedad agobiante.

Juno con la sociedad, ha de ser el gobierno el que marque pautas de comportamiento con el diseño y aplicación de políticas recuperadoras de la salud y, en principio, debe neutralizar el crecimiento, medir la promoción y prohibir la venta masiva e indiscriminada de productos hechos a base de alcohol. Ha de hacer respetar la legislación, toda norma que contribuya a mantener regulado eficazmente se mercado.

Y no hay tiempo que perder, porque generalmente el consumo de alcohol y de cigarrillos es el primer paso para el consumo de drogas. En los hogares debe haber atención conveniente para advertir a los jóvenes de los daños en el consumo de esos productos, comenzando con la adquisición, de parte de los padres, de testimonios adecuados de no consumo de esos productos dañinos. Cuando un joven ve que los padres son adictos al cigarro o al consumo de alcohol, es muy probable que sigan las mismas prácticas.

Frente a este problema, nuestra entidad presenta índices muy altos en materia de consumo de drogas, incluso en el uso de algunos enervantes como la marihuana y las metanfetaminas las cifras superan la media nacional. Lo anterior lo advirtió desde el 2014 el diputado panista Fernando Antero Valle, quien usó datos del Anuario Estadístico del Estado de Colima, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Dijo en ese tiempo que la farmacodependencia entre personas de 10 a 29 años de edad atendidas en los Centros de Integración Juvenil y en el Consejo Estatal contra las Adicciones, aumentó un 866! por ciento entre los años de 2005 y 2010 y añadió que mientras el consumo de marihuana era a nivel nacional de 79.5 por ciento, en Colima estaba en el orden del 85.6 por ciento. En cuanto al uso de metanfetaminas, únicamente el 12.5 por ciento de los pacientes a nivel nacional reportaron haberla consumido; mientras que en Colima la cifra fue de 49.9 por ciento. En relación al consumo de cocaína, los datos revelaron que el consumo de los pacientes de los Centros de integración juvenil fue de 37.1 por ciento, mientras que en Colima los pacientes que la consumieron fue un 39.7 por ciento.

Respecto a la heroína, el consumo de los pacientes de los ICJ era de 3.8 por ciento a nivel nacional, mientras que en el estado de Colima, el porcentaje es de 19 por ciento! Altísimo. El legislador albiazul afirmó que ante la gravedad de los datos era necesario abordar el problema de las adicciones de una forma especializada al tratarse de niñas, niños y jóvenes, dadas las condiciones de vulnerabilidad que este sector demográfico presenta. Por ello, su partido propuso una reforma a la Ley para la Prevención, Tratamiento y Control de las Adicciones en el Estado de Colima, para que fuera obligatorio el tratamiento de rehabilitación cuando los adictos son menores de edad. La misión inmediata es que por el bien del país, debe frenarse de cualquier modo el alto consumo de alcohol y drogas. No hay tiempo que perder.