TAREA PÚBLICA

ESCURRIENDO AL BULTO

CARLOS OROZCO GALEANA

Don misiles, dos críticas muy duras, contundentes, le lanzaron al presidente Enrique Peña Nieto estos últimos días a pesar de que su secretario de Relaciones Exteriores, declaró que la calidad diplomática exhibida por Peña Nieto en el ámbito de la crisis con USA no debe ser catalogada como debilidad: La primera, de la jerarquía eclesial, que considera como “muy blanda” la respuesta que la Presidencia ha dado a las agresiones de Donald Trump. Desacreditó además a los negociadores mexicanos, Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo, a quienes llamó aprendices.
Una crítica más que recibió Peña Nieto, fuerte como la de los líderes católicos, fue la de Cuauhtémoc Cárdenas, conocedor y crítico de la realidad nacional y quien también le recriminó la tibieza con la que se ha enfrentado al desquiciado mandatario estadounidense.

Retomé el título de este artículo de la expresión de uno de tantos ciudadanos que, en las redes sociales, muestran su estado de ánimo, y consideré que en pocas palabras interpretaba el sentir de la mayoría de mexicanos: le ha faltado garra a nuestro presidente para defender los intereses nacionales, mejor dicho, “le ha escurrido al bulto”.

Aparte de estas dos opiniones, hay la de millones de mexicanos observadores de que la política mexicana va a la zaga, resistiendo las salvajadas de Trump, que saluda con una mano y golpea con la otra.

Solamente ha habido, en ese escenario conflictivo, una que otra opinión, aislada, sobre qué es lo que intentará México si, en un determinado momento, Trump decide fijar aranceles a los productos exportador por México. “Entonces, ahí sí, nos levantamos de la mesa”, dijo y dijo bien Ildefonso Guajardo, secretario de Economía del gabinete peñista, que es el menos tibio de los negociadores.

Los enviados nacionales están desconcertados, por un lado reciben a funcionarios estadounidenses que por su capacidad negociadora manifiestan una posición firme en un determinado sentido – son empresarios millonarios casi todos los secretarios del gabinete trumpista, e insensibles, inhumanos, claro – y por otra su presidente tweetea que militarizará la frontera y que quiere ganar más guerras. No me juzguen mal si digo que Trump será echado de su cargo más adelante. No me pregunten cuando, pero para allá va la cuestión. Que así le siga.

Nuestra política exterior tiene que ser más consistente frente a las amenazas externas. Trump se ha cansado de ningunearnos, de amenazarnos. Los medios televisivos nos traen imágenes muy desagradables de la deportación masiva y el maltrato a mexicanos, hechos que nuestro presidente no crítica ni en forma mínima. Denisse Maerker, en su noticiero del lunes 27, mostró estadísticas sobre los expedientes de migrantes deportados que tienen antecedentes por faltas administrativas o han cometido delitos menores en un 4 por ciento y que han sido echados de ese país. No es cierto el discurso de Trump de que está expulsando a puros criminales. Esto último lo probará el partido demócrata las próximas semanas en su defensa de los migrantes.

Pobre de México y pobre de nuestro presidente, a quien le achacan un millón de culpas ajenas. Pero la verdad sea dicha sí deja que desear su comportamiento escurridizo frente a USA. Ignora que la sociedad mexicana tiene poder crítico y le exige una posición más firme, sensata y oportuna frente a su agresor estadounidense.

En resumen, nuestros migrantes están desamparados, aterrorizados, sufriendo muchísimo porque están en peligro de perder a sus familias. Millares de ellos son sustento de padres, hijos, hermanos que viven en México. A quienes presenciamos las violentas incursiones policíacas de la “migra” hasta adentro de sus propios hogares, se nos destroza el alma.

Urge que EPN se ponga las pilas a la altura de las exigencias de los problemas con el vecino del norte. Si no lo hiciera, llevará en su conciencia el testimonio de cobardía y fracaso por no defender a sus compatriotas.