SOCIALIZANDO DATOS / Contar

Por Balvanero Balderrama García balvanero@gmail.com / @Balvanero.B

Contar es una actividad frecuente, cotidiana.
Contamos todo. Los días, las horas, los años (el tiempo); personas que están y también que se han ido. Lo que se tiene y de lo que se carece. Dinero y deudas.

Hay quienes cuentan años, sueños, esperanzas, quimeras, fracasos y metas logradas.
Hay personas longevas y de vidas breves.
Las naciones cuentan también. Su población, la economía, su historia oral y escrita.

Contamos cuentos e historias. Se desgranan las palabras, las ideas mueven a la imaginación y a la rebelión.
Hay historias que vale la pena escuchar, hay otras que se tienen que reescribir.

Y en este contexto, también hay personas con las que se debe uno sentar, con un café, un fuerte, y mucho tiempo para descubrir y revivir tanta vida. Entre ellas, está madre Angelita que este 27 de septiembre llegó a la edad de 98 años bien vividos.

No es una historia, son muchas. Su infancia y los cristeros; el estudio en los EEUU; el convento de claustro; la responsabilidad de su congregación; la transformación en vida activa y para ello las idas a Roma. Esto ya es una vida larga y productiva. Pero no era todo, había otro proyecto por aceptar, el Vasco de Quiroga. Otro sin fin de historias cruzadas, de retos y obstáculos.

Y ahí está madre Angelita, platicando, leyendo, orando, riendo y pensando. Ejemplo es de lo que una vida nos puede contar.

En este contexto de cuentas y de cuentos, se decía -y es probable que se diga aún- lo de contar un cuento para dormir. Considero que requerimos historias para despertar.

Por ejemplo, que los derechos de las audiencias sean explícitos, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación sea precisa y definitoria en la defensa y salvaguarda de los derechos humanos.

Hay mucho que debemos escuchar en una sociedad que no está acostumbrada a ello. Y también muchas personas deben ser atendidas, que narren sus historias, sus anhelos, sus sueños, esperanzas.

Tomo el lema que el INEGI promueve para el Censo Agropecuario, atinadamente considero, y le cambio un poco: porque las personas tienen mucho que contar.

Complementemos ese deseo-necesidad de contar con la escucha activa, interesada genuinamente en el otro y la otra. Y que, al final del día, las cuentas nos salgan bien.