SOCIALIZANDO DATOS

Perder la amabilidad

Por: Balvanero Balderrama García

¿Qué más debemos modificar? Ante las circunstancias actuales muchas de nuestras actitudes y costumbres se han visto alteradas. Por ejemplo, en la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana de diciembre pasado, se reporta que el 61.4 por ciento de las personas de 18 años y más, a nivel nacional, alteró su hábito de llevar cosas de valor.

En el mismo ejercicio estadístico se reportan modificaciones en los rubros de caminar de noche en alrededores de su vivienda, visitar parientes o amigos, permitir que menores salgan de su vivienda.

El recelo hacia gente desconocida se viene incrementando; sobre todo en las personas adultas, no tanto en adolescentes y jóvenes. Sin embargo, muchas son las indicaciones para que niñas y niños, así como las y los jóvenes, tengan cuidado al entablar relaciones con personas que no conocen.

En la semana anterior, en un diario local, y en las redes sociales, se conoció de primera voz, la narración de una joven que sufrió intento de secuestro en el boulevard Miguel de la Madrid Hurtado, en Manzanillo. A plena luz del día.

Llama la atención el modus operandi, acercar el vehículo a la joven, preguntar por la ubicación de un lugar, y cuándo, esta, amablemente atiende a responder, bajan del vehículo e intentan subirla a la fuerza. No lo lograron, forcejeó, la hirieron con una navaja, escapó.

También la semana pasada, en las redes sociales ubiqué un video de un país asiático, en el cual se observan muchos casos en donde la manera de actuar es similar a la anterior, con la variante de que logran su objetivo y quienes son raptados son niñas y niños pequeños: vehículos –autos o motocicletas- con una persona preguntando y el otro-otra respondiendo y personas bajando para llevarse a los menores.

El video pareciera ser que está hecho educacionalmente, por las tomas de frente, con acercamientos a los rostros. Sin embargo, es sobrecogedor el mensaje: no confíes en extraños y no respondas.

Este video, en particular, tiene un énfasis en el abuso del celular, ya que todas las personas van concentradas en su manipulación y no le prestan atención al menor que acompañan.

Ante esto, surgen preguntas: ¿también debemos dejar perder la amabilidad? ¿Ignorar cuestionamientos de terceros en la vía pública? ¿Apresurar el andar para alejarse lo más rápido posible? Sobre todo, en los segmentos poblacionales vulnerables: mujeres jóvenes, niñas y niños.

Además del ceder el espacio público por la percepción de inseguridad, de cuidar la imagen propia –para no reflejar lo poco o mucho que se tiene-, de sistemas de alarmas en autos y casas, rejas, bardas electrificadas, entre otras acciones; ahora, también, debemos dejar de hablar con las personas. Imaginemos una sociedad así y saque sus propias conclusiones.

balvanero@gmail.com