«Saber que tenía principios de enfisema me dio más miedo que ganas de fumar»: ex fumador

Colima.- A Roberto, dejar de fumar le llevó 15 años desde que se decidió hasta que cumplió su propósito. Fue fumador un cuarto de siglo. Cerca de cumplir 44, este 31 de mayo, Día Mundial Sin Tabaco festeja su tercer aniversario desde que dejó definitivamente el tabaco.

«Usé parches y chicles de nicotina. Lo dejaba poco a poco, pero luego recaía. Pero cuando el doctor me dijo ‘principios de enfisema’ se me cayeron los calzones y busqué un psicólogo. Me dio mucho miedo, más miedo que ganas de fumar».
En realidad, Roberto tenía una infección respiratoria, pero un médico general «traumado con el cigarro» le dio un diagnóstico aterrador que le dio el empuje necesario para decidirse.
Un neumólogo al que consultó un mes después descartó el enfisema, pero para entonces Roberto llevaba tres semanas sin fumar y y estaba bajo tratamiento de una psicóloga especializada en adicciones. Y siguió sin fumar.
Aún ahora, tres años después de que dejó de fumar, extraña aspectos de la vida relacionados con su adicción, como coleccionar encendedores y reunirse con sus amigos fumadores en fiestas, a quienes ve solo ocasionalmente y en lugares en los que se prohíbe fumar, e incluso añora con nostalgia el cigarro que fumaba con su esposa después de cenar.
No tiene idea de cuánto gastó en cigarros, pero suspira cuando trata de hacer una cuenta y recuerda que tan solo el blanqueamiento y las reparaciones dentales que requirió como consecuencia del tabaquismo le costaron cerca de 10 mil pesos.
Y gastó mucho también en comida chatarra, pues los primeros meses sin fumar le dio una ansiedad que trataba de mitigar comiendo a todas horas.
«Eso fue lo que más nos costó a la psicóloga y a mí controlar. Subí como 15 kilos. Pero poco a poco logramos que no sustituyera una adicción con otra, que me diera cuenta de que mi vida está completa sin cosas ajenas a mí».
Roberto sigue en tratamiento psicológico para reforzar su voluntad frente al tabaco, pues se le sigue antojando, pero siente que lo peor ha pasado.
El humo del amor
Zoila es la esposa de Roberto. Ella fumó diez años. Dejó el tabaco de golpe, cuando se embarazó de su primer hijo, y desde ese día, prohibió tajantemente que en su casa se fumara.
«Roberto y yo nos conocimos por el cigarro. Me burlé mucho de él cuando me pidió uno de mis mentolados porque unos sin filtro que le ofrecía mi amiga le parecieron muy fuertes. Fue en una fiesta. Desde ahí nos hicimos novios y casi todos los días que nos veíamos fumábamos juntos».
A Roberto le pareció muy bien que Zoila dejara de fumar con el embarazo, pero la vida marital cambió porque buena parte de lo que compartían era el placer de fumar juntos.
«¿Cómo le diré? Nuestra relación cambió. Dejamos de salir juntos a fiestas, convivíamos menos. Al principio no podía estar cerca del humo, porque me daban ganas de fumar, y luego me entró un asco fuerte al olor a tabaco. Yo no quería tener relaciones cuando él llegaba oliendo a cigarro. Ni lo dejaba que me besara. Y él trataba de dejarlo, lo lograba una semana, dos semanas, pero siempre recaía».
Zoila se sonroja, tarda en proseguir su relato, pero con una ancha sonrisa dice que su vida sexual ahora que ninguno de los dos fuma, con todo y los hijos y la edad, su vida sexual es mejor «en todo».
Roberto dice que extraña el cigarro que fumaban juntos en el jardín de la casa, antes de dormir, pero sostiene que ha valido la pena.
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