Revictimización desde Palacio

EL ARCÓN DE HIPATIA
Por: Saraí AGUILAR ARRIOZOLA

Si te asesinan en este país y tu crimen cimbra a la sociedad, posiblemente el presidente te mencione en la mañanera.

Pero no por solidaridad con tu familia, o para condenar el crimen como podría esperarse… sino para responsabilizarte de tu propia muerte.

Al menos eso fue lo que le sucedió a los jóvenes alumnos de la Universidad Latina asesinados en Guanajuato la semana pasada. Cinco fueron los estudiantes de medicina, de entre 20 y 30 años, cuyos cuerpos fueron hallados con signos de violencia y disparos en la cabeza, dentro de un coche ubicado junto a un campus de la Universidad de Guanajuato, al sur de la ciudad de Celaya.

Y mientras se lanzaban en medios las condenas habituales de parte de las autoridades, el gobernador Diego Sinhué Rodríguez dijo que “había instruido a las instituciones estatales de seguridad implementar un operativo exhaustivo con apoyo de las dependencias federales y municipales para reforzar la seguridad en la región y dar con los responsables lo antes posible”, un comunicado que seguramente ya debe haber memorizado ante la incesante violencia en la entidad.

La propia Universidad Latina expresó su solidaridad con las familias de las víctimas y exigió a las autoridades esclarecer los hechos y castigar a los responsables.

Pero fue entonces cuando el mandatario decidió que no era momento de callar y optó… ¡por revictimizar a las víctimas!

El presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que los jóvenes que fueron hallados sin vida y con huellas de tortura, la tarde del domingo en el municipio de Celaya, estaban involucrados en el consumo de drogas. Formuló estas declaraciones antes de que las autoridades estatales dieran a conocer algún avance del caso. Y aunque admitió que no tenía evidencia, esto no le impidió señalarlos.

“Lo que sucedió es que jóvenes estudiantes, incluso de medicina, fueron a una fiesta a Querétaro. Pasaron a algún lugar de Villagrán ―municipio guanajuatense― a comprar droga y ahí los asesinaron. Esto es todavía hipotético, todavía no concluye la investigación”, declaró.

¿Ser consumidor de sustancias o incluso adicto legitima que una persona sea blanco de la violencia? La respuesta para nuestro presidente parece ser afirmativa.

Otros gobiernos de la Cuarta Transformación parecen tener conceptos similares sobre las adicciones. Basta con recordar las declaraciones recientes del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, quien ya es conocido por sus respuestas y no precisamente por su agudeza de pensamiento.

Durante su segundo informe de labores, en un discurso que ofreció en la explanada del palacio de gobierno de Culiacán, el 2 de diciembre, en pleno Día Internacional de las Personas con Discapacidad, dijo que en Sinaloa “tenemos controlado el tema de las adicciones, que está más feo, mucho más que tener a un hijo con discapacidad o tener a un hijo homosexual”.

Ahora será necesario que si nuestros hijos son asesinados hayan dejado un antidoping de respaldo para que su muerte sea lamentable. De lo contrario, se corre el riesgo de ser vituperado desde el púlpito presidencial.

 

 

Columna publicada con la autorización de @saraiarriozola