TAREA PUBLLICA
Por: CARLOS OROZCO GALEANA
Casi llegamos a los tres meses de inicio del nuevo gobierno en Colima, tiempo exiguo para valorar el rumbo que está tomando y de las decisiones instrumentadas hasta hoy. Lo que sobresale, sin embargo, es la solución casi total de los adeudos que acumuló con trabajadores y proveedores, trámites que tardaron en materializarse por aspectos burocráticos en altos niveles gubernamentales.
Haya sido como haya sido, pero el ambiente político y social se reanimó ya que durante varios meses dejaron de circular en nuestra economía muchos millones de pesos, correas de transmisión de la renta en la vida ordinaria de nuestra entidad. La solución pasó por la contratación de préstamos de corto plazo hasta por 600 millones de pesos, según reveló la gobernadora Indira Vizcaíno.
Escrito esto, paso a decir que el 16 de este mes el exgobernador Fernando Moreno Peña “dio” el “beneficio de la duda” al nuevo gobierno porque no es posible entrar ahora a una fase “crítica inmediata”, lo que no implica que “seamos sumisos o colaboracionistas”. Explicó que la oposición debe “dar tiempo” a la gobernadora Indira Vizcaíno para que gestione recursos, y se pronunció por participar en una oposición racional, constructiva y propositiva; se trata de ayudar sin atacar”.
Fernando tiene como político un colmillo más grande que el de un mamut. Entiende la circunstancia adversa del Pri como para pensar hoy en una recuperación pronta y sostenida y ponerse los guantes a temprana hora. Sabe que es tiempo de recoger varas en tanto se organiza la recuperación ¿ – será posible ? – y se aclaran los factores que influyeron en su nueva situación.
Lo que hace triunfantes ( porque lleva 50 años en la selva de la política y es ya un veterano ) a políticos como él, (algo que le reconocen incluso sus adversarios históricos) es que no piensa en términos abstractos ni generales; su competitividad está en la capacidad de abultar la combinación de elementos que conforman su circunstancia. Esa inteligencia astuta, citó el escritor Jesús Silva Herzog – Márquez cuando Marcell Detienne y Jean Pierre Vernant definieron la personalidad del político judío Isaiah Berlin, (La Idiotez de lo perfecto, FCE ) consiste en una combinación del olfato, la sagacidad, la previsión, la flexibilidad mental, el fingimiento, la maña, la atención despierta y el sentido de oportunidad. Ese conjunto de cualidades en lo político, ha llevado al líder más visible del priísmo colimense, a Fernando, a guardar la compostura y a pensar mil veces los pasos que da antes de confrontarse con quien o quienes tienen una posición política más alta que la suya.
Como nadie, FMP sabe que su partido tiene que recorrer un largo camino en el tema de la democracia interna pues permanece bajo los mismos mandos de antaño; tiene que renovar sus cuadros bajo estrictos comportamientos democráticos y enviar así un mensaje de madurez y sentido crítico hacia la nueva situación política y hacia su interior. Los resultados de la elección pasada no dejaron duda acerca de las preferencias de los ciudadanos, por lo cual es hora de que el Pri trabaje en su recuperación bajo una nueva mística y una ética real y sostenida en sus dirigentes en todos los niveles de representación y mirar hacia la viabilidad. En esa misma tesitura debería estar el opositor Partido de Acción Nacional, que según eso no logra sacudirse a sus caciques de cabecera.
En la coyuntura actual el Pri tiene que aprender, en efecto, sobre lo que hizo mal, analizar si cometió un error al aliarse con sus opuestos históricos como el Pan, si escogió bien a candidatos, si ayudó con su indiferencia o su complicidad a un gobierno errático (el peor sin duda en la historia de Colima) que le puso el último clavo a su ataúd; o si la gente desconfió, finalmente, de quienes tuvieron y tienen el liderazgo político y no han pensado hacerse a un lado para que se abran paso generaciones nuevas, más atractivas para los votantes.
Tiene que definir sus actitudes, ya sea de obstrucción, de competencia o de alianza.
En los sistemas bipartidistas, le corresponde al partido en el poder poner en práctica su plan de gobierno y a la oposición desempeñar las funciones de control sobre el mismo, así como ofrecer al electorado un programa alternativo al vigente. En el caso de Colima, el Pri ha de buscar la trascendencia y ubicarse como un partido moderno, analítico, partidario del diálogo y la crítica constructiva y observador constante de nuestra realidad.
La oposición política es fundamental para consolidar una democracia con pesos y contrapesos. A todos conviene su fortaleza. Una democracia no sólo necesita elecciones justas; requiere de participación ciudadana, cultura política, libertades civiles, gobiernos funcionales y, por supuesto, garantías para el ejercicio de la oposición, dicen los estudiosos de los procesos democráticos.
Una oposición objetiva no ha de apartarse de un sentido de responsabilidad, tiene que pensar en el bien común que ha de impulsar por sobre todas las cosas. Ningún conglomerado soporta ya ( por eso llegó la alternancia y se asomó antes la pluralidad), partidos que solo funcionan para el poder y no con la mira en el servicio a los demás mediante sus programas, propuestas o negociaciones políticas.
Conforme pasen las semanas y los meses observaré la conducta del Pri respecto a la forma en que trabaja el nuevo gobierno. Y no perderé de vista tampoco al Pan. Habrá la opción, en esta columna, de calibrar de qué manera se ejercen los necesarios contrapesos al gobierno de Indira Vizcaino, aunque de momento todo apunta a una relación de respeto y de cierta colaboración mutua entre algunas instituciones donde el tricolor tiene históricamente una influencia notoria y un mando real ( U de C).
