La violencia marca el funeral del líder opositor asesinado en Túnez

Decenas de miles de tunecinos se reunieron el viernes en el funeral del líder secular de la oposición Chokri Belaid, cuyo asesinato ha agudizado la crisis política del país del norte de África y generó violentas protestas contra el Gobierno liderado por islamistas.

Gases lacrimógenos y humo de autos incendiados se elevaba por momentos por encima del cementerio de la capital donde fue enterrado Belaid, en el funeral más masivo en Túnez desde la muerte en el 2000 de Habib Bourguiba, líder de la independencia y primer presidente del país.

Bajo una fría lluvia, al menos 50.000 personas se congregaron para rendir honores a Belaid en su distrito natal de Jebel al-Jaloud en la capital, y muchos coreaban cánticos islamistas y lemas contra el Gobierno.

El asesinato de Belaid puso de manifiesto las tensiones entre los islamistas dominantes y sus oponentes seculares, y la frustración ante la falta de progreso social y económico desde que el presidente Zine al-Abidine Ben Ali fue derrocado en enero del 2011.

El asesinato de Belaid ha impactado a un país que hasta ese momento había experimentado una transición política relativamente pacífica.

«La gente quiere una nueva revolución», gritaban los asistentes al funeral, donde también se cantó el himno nacional.

El brote de violencia surgió cerca del cementerio cuando la policía disparó gases lacrimógenos contra varios manifestantes, que les arrojaron piedras y prendieron fuego a vehículos.

La policía también usó gases lacrimógenos contra personas que protestaban cerca del Ministerio del Interior, un punto frecuente de choques en la capital tunecina.

La policía arrestó a 150 personas durante los disturbios en la capital, dijo un portavoz del Ministerio del Interior.

La multitud se congregó al alrededor de un vehículo abierto en que se transportaba al ataúd de Belaid, envuelto con una bandera tunecina rojo y blanco, desde un centro cultural en Jebel al-Jaloud hacia el cementerio de Jallaz, mientras un helicóptero de las fuerzas de seguridad sobrevolaba el sector.

«Belaid, descansa en paz, nosotros seguiremos la lucha», vociferaban, sosteniendo retratos del líder, a quien el miércoles un hombre armado le disparó en la puerta de su casa antes de escapar en una motocicleta.

Algunas personas gritaban consignas contra Rachid Ghannuchi, líder del partido islamista gobernante Ennahda. «Ghannuchi, asesino, criminal», se oía. «Túnez es libre, fuera el terrorismo», rezaban otros cánticos.

VIOLENCIA EXTENDIDA

La policía también lanzó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que les arrojaban piedras y bombas incendiarias en la ciudad sureña de Gafsa, un bastión político de Belaid, dijeron testigos.

La multitud en el lugar cantaba «el pueblo quiere derrocar al régimen», un eslogan usado ampliamente contra el ex presidente Ben Ali antes de su salida del poder.

En Sidi Bouzid, el pueblo sureño donde comenzó la revuelta, unos 10.000 manifestantes se reunieron para despedir a Belaid y gritaban eslóganes contra Ennahda y el Gobierno, según testigos.

Bancos, fábricas y algunos comercios estaban cerrados como respuesta a una convocatoria a huelga general por parte de los sindicatos como protesta ante el asesinato de Belaid. Los autobuses funcionaban normalmente.

Tunis Air suspendió todos sus vuelos debido a las huelgas, informó un portavoz de la aerolínea nacional, quien agregó que los vuelos operados por otras compañías no se veían afectados.

Tras el asesinato de Belaid, el primer ministro islamista Hamdi Jebali dijo que disolvería el Gobierno y formaría un Gabinete no partidista de tecnócratas para dirigir el país hasta que pudieran efectuarse elecciones.

Pero su propio partido Ennahda y sus socios seculares de la coalición gobernante se quejaron de no haber sido consultados, lo que generó dudas sobre el estatus del Gobierno y disparó la incertidumbre política.

Nadie se ha adjudicado hasta el momento el asesinato de Belaid, un abogado y figura de la oposición secular. La familia de la víctima ha acusado a Ennahda pero el partido negó cualquier relación con el hecho.

El viernes, Jebali reiteró su plan de un gabinete de tecnócratas, diciendo que no necesitaría la aprobación de la Asamblea Nacional Constituyente porque no está disolviendo su gobierno, pese a que reemplazaría a todos sus miembros.

«Este gobierno está listo», dijo a periodistas, sin dar a conocer los nombres de sus nuevos ministros. {jathumbnail off}

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