LA HISTORIA, IMPLACABLE

EN MI HUMILDE OPINIÓN…
Por: Noé GUERRA PIMENTEL

Este 16 de marzo, al sur de la ciudad de Colima, convocados por quienes como parte de la sociedad somos parte del Bloque Amplio de la Sociedad Civil de Colima, nos reunimos con los candidatos a las diputaciones federales y al senado, los cuatro estuvieron ahí presentes comprometiendo su palabra y actuar de frente.

Mi intervención, que por consenso fue la primera, refiero aspectos que, desde esta óptica, además de lo otro, que no es menor desde hace un lustro y recientemente más han impactado a la sociedad mexicana, mismo que a continuación reproduzco.

Estamos aquí más de un centenar de liderazgos de toda la geografía estatal, jóvenes, mujeres y hombres de todos los sectores, voces que hacen eco. Hoy, no obstante, salvo este espacio, lo demás carece de sitios comunes. Hoy todo es inédito, si partimos de la realidad social y política que nos reune y ¿saben por qué? Porque lo que estamos viviendo es nuevo, ajeno a lo que la memoria colectiva de nuestra generación ha vivido. Si bien todos nos hemos visto o encontrado alguna una vez, meses atrás este encuentro era impensable.

Hoy, una persona nos tiene aquí, pero más que ella, por sí, es lo que representa en esta coyuntura que como nunca nos demanda conciencia, coherencia y congruencia ante la realidad y lo que puede ser a futuro. Conciencia, para no volver a caer y menos para repetir lo que a muchos representantes de partidos ha condenado en el pasado. Coherencia, para hacer y cumplir lo que prometan. Y, congruencia, para que actúen en apego a la ley y al interés social. Entendámoslo, la realidad no dará más opciones, ya no habrá otra, es el momento de hacer alto y ver dónde estamos, es tiempo de salvarnos entre todos.

Porque si para algo sirve la historia, es para recordarnos que lo que estamos viviendo ya sucedió. México lo sufrió hace 100 años con el Maximato, Calles ocupó la presidencia y después impuso a cuatro sucesores: Portes Gil, Ortiz Rubio, Rodríguez y Cárdenas, el segundo de ellos, anteponiendo su dignidad, renunció después de escuchar afuera del Palacio Nacional: “¡Aquí vive el presidente, pero el que manda vive enfrente!” Tiempo de destierros, encierros o entierros, aquel. Tiempo de balas, de cárcel y desapariciones, este. En el camino, entre otros, habían quedado: De la Huerta, Diéguez, Serrano, Obregón y Vasconcelos, hasta que Lázaro Cárdenas desterró el maleficio.

Aquí en Colima la noche del pasado viernes 8 de marzo vivimos un Déja vu, cuando desde el Palacio de Gobierno, en un acto reprobable, con gases tóxicos y balas de goma se agredió a cientos de mujeres manifestantes, entre ellas, menores, niñas y niños. Acto que se compara con la represión que, en marzo de 1926, hace 98 años, sufrieron centenares de mujeres al exigir la restitución sus derechos religiosos. Aquella vez el saldo fue de decenas de heridas y muertos por disparos, a lo que aquella noche negra se sumó el fusilamiento de inocentes. Era gobernador Francisco Solórzano Béjar.

Es la historia la que juzga, es el pasado que los de ahora debemos conocer para recordar y no olvidar, para evitar que se repita. La amenaza está latente, esta vez el enemigo no es solo uno y todos los que no encajamos en los intereses de ellos estamos en la mira. La diferencia es que hace 100 años, hay evidencias, se peleaba por el poder para crear, para hacer, para construir instituciones bajo la premisa de Maquiavelo: LA GRANDEZA DE LOS CRÍMENES BORRARÁ LA VERGÜENZA DE HABERLOS COMETIDO. No lo contrario, como desde hace cinco años lo estamos atestiguando.

Nosotros no seremos los salvadores de todos, varios se niegan a ser ayudados, al final la decisión será de cada quien, en su conciencia quedará; no obstante, nosotros los que somos conscientes, cada uno debemos hacer nuestra parte, hagámoslo, si quieren, no por ellos, ni por aquellos, hagámoslo cuando aún es tiempo, hagámoslo por sobrevivencia, porque la bestia acecha y es real, anoche dio su último zarpazo, nos arrebató a un buen hombre, a un conocido y amigo de muchos. Que en paz descanse don Humberto Amezcua, hasta el viernes 15 alcalde de Pihuamo con licencia. Dicho está. Advertidos estamos.