HUMANIDADES

Notas sobre las humanidades

Krishna Naranjo

En una fabulosa entrevista, Jean-Paul Sartre aborda el papel del intelectual. Con su modo sensato, el filósofo francés sostiene que vivir la contradicción pero denunciarla es un rasgo fundamental de quien ejerce su oficio de manera comprometida. Recordé esta entrevista luego de una mesa de discusión dentro del “Coloquio Internacional de las Humanidades 2010” en la Universidad de Colima. Hoy es un momento propicio para discutir el tema.

 

Dicho evento se efectuó en las Facultades de Letras y Comunicación, Ciencias Políticas y Sociales, Pedagogía, Ciencias de la Educación y Filosofía donde se expusieron preocupaciones en torno al real impacto de las humanidades.

El viernes 3 de septiembre, en la mesa denominada “El estudio de las humanidades hoy” intervinieron los ponentes Diego Alonso Sánchez, Dr. Guillermo Hurtado Pérez, Dr. Buatu Batubenge Omer y el Dr. José Miguel Romero de Solís. Se planteó el Humanismo y el periodismo en el conflicto colombiano y la importancia de la filosofía en la educación media superior. Luego de escuchar sus aportaciones —y ante mis embrollos con el micrófono— reivindico el valor de la filosofía entre un mundo que me parece cada día más estresado, inmerso en la ensalzada productividad y objetivos tan absurdos como la acumulación y la ebullición disparatada de necesidades de toda índole. Y por otro lado, nuestra indiferencia frente a las necesidades básicas no solventadas de gran parte de la población mundial. ¿Cómo salir de nuestros claustros mentales y aplicar el conocimiento a la vida real? ¿Somos ya una sociedad esquizoide que perdió el sentido de la vida?

La Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS) pretendió considerar a la filosofía como materia transversal en otras asignaturas. Es una visión empobrecida de las humanidades y del sentido de la filosofía que implica amor al conocimiento y un espíritu reflexivo ante los fenómenos sociales. Al mencionar la opinión de Sartre no pretendo subrayar la etiqueta de intelectual, sino enfatizar el hecho de vivir la contradicción pero denunciarla, lo cual compete a todos. El filósofo ejemplifica con la labor de un científico nuclear quien inmerso en su trabajo, denuncia las posibilidades funestas de fabricar bombas atómicas. Se trata de manifestar y denunciar esas contradicciones que uno vive. Paradoja interesante, para denunciarlas es preciso vivirlas.

Tener conciencia de nuestra labor —dentro de las humanidades u otras disciplinas— es tomar conciencia del mundo y de nosotros mismos. ¿Cómo puede el conocimiento traducirse en una forma más sana de vivir y de afrontar la vida? Las humanidades aportan significativamente. En nuestro quehacer cotidiano conservemos el impulso original de quien pretende encontrar sentido a la existencia en los hechos más cotidianos o los más trascendentes. Por otra parte, la oleada de violencia es síntoma de que el hombre ha perdido algo valioso. Ignoro qué es exactamente. Pero se ha disipado una suerte de luz que se sumerge en un vacío. Y de este vacío surge el desencuentro. Observemos este pozo que parece inacabable, incluso vivámoslo si estamos dentro, pero demos cuenta de ello, otorguémosle una palabra, veamos al otro, al de al lado, cuestionemos a los estudiantes para que se confronten —como hemos de confrontarnos todos— respecto del mundo cambiante y nuestro paso en él. La dimensión académica es una maravillosa oportunidad de llevar a la praxis el sentido del conocimiento.

Coincido con los ponentes sobre la aportación de las humanidades sobre el  bienestar colectivo. Ser conscientes conlleva a discernir entre las necesidades creadas por nuestro sistema de producción y las necesidades reales como la educación y la sensibilización que nos permitirían proceder con madurez y justicia. Para concluir, retomo a Sartre quien apunta cómo el yo debería ser para otros y hablar en nombre de todo el mundo. Conozcamos al hombre, su paso en la tierra, las vicisitudes históricas que ha enfrentado y revisemos por qué nos hemos convertido en una sociedad fragmentada por intereses fútiles.

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