Frenar a tiempo

La práctica de la conducción requiere hacer uso regularmente del freno para disminuir nuestra velocidad, y a veces en determinadas ocasiones debemos un uso especial del mismo cuando surge una situación de riesgo que queremos evitar.

En recta: La forma correcta de utilizar el freno consiste en ejercer una presión lo suficientemente fuerte y de una sola vez, de manera que las ruedas se agarren al asfalto y tengan el giro suficiente para obedecer las órdenes de la dirección. No pisaremos el embrague hasta que no haya detenido el coche para no calar el motor.

En curva: Frenar en una curva con el coche apoyado puede provocar que se desestabilice, por lo que debemos intentar no frenar en esta situación. Si aún así no tenemos más remedio, lo ideal sería poner las ruedas rectas, frenar, ya con el coche equilibrado y una vez reducida la velocidad volver a girar para tomar la curva. Si no lo hacemos así, la tendencia del coche será a deslizar de atrás.

Frenada de emergencia.

En situaciones de emergencia el comportamiento instintivo nos hace reaccionar pisando el freno con fuerza hasta bloquear las ruedas. Cuando vemos que nos dirigimos directamente contra el obstáculo, giramos el volante con desesperación para evitarlo, pero las ruedas, al estar bloqueadas no obedecen a la dirección y el coche continúa recto contra el obstáculo. El único recurso que nos queda en esta situación es conseguir que las ruedas delanteras vuelvan a girar, para lo cual debemos disminuir levemente la presión sobre el pedal. De esta manera, las ruedas tenderán a moverse y recuperarán el giro y, por lo tanto, la capacidad de dirección suficiente para esquivar el obstáculo y detenernos en sitio seguro.

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