FALSÍA

¿QUÉ VIENE?
Por: SEAN OSMIN HAMUD RUIZ

Estos días hemos sido testigos, primero en redes y después en medios, de polémicos eventos relacionados con lo que muy de moda se ha puesto, la inclusión.

Observamos en uno de ellos a una joven persona, reclamando y sufriendo porque sus compañeros de escuela se negaban a referírsele como “compañere”. Con ello puso nuevamente sobre la mesa todo el asunto del lenguaje inclusivo, múltiplemente tratado por la RAE, empujándonos a pensar de hasta dónde los motivos de tiempo y circunstancia inciden en la modificación del lenguaje. Algo que a lo largo de la historia sucede y seguirá sucediendo. Lo interesante en este caso son los motivos.

Otro, que también se viralizó y que tuvo consecuencias contractuales con el protagonista, fue el maestro de biología que le dijo a sus alumnos que la ciencia de la vida reconocía dos sexos y nada más. Claro que se puede hablar de la cantidad de preferencias sexuales que la imaginación dé y hay que respetarlas, pero en genética humana sólo hay XX y XY. ¿Realmente era argumento suficiente para despedir al profesor?

Y más ejemplos hay, para llenar esta y muchas páginas.

La lección va sobre lo que debiéramos discutir con un sentido verdadero de inserción. Ejemplos también abundan. ¿Cuántas banquetas con rampas faltan en todas las ciudades de nuestro país? ¿cuántos maestros de educación especial debiéramos tener en todas las escuelas del estado? ¿cuántos refugios para migrantes dignos tendríamos que construir?

Y uno más. ¿Cuántos minutos de transmisión y cobertura periodística merecen los atletas olímpicos versus los paralímpicos?

¿Se vale que durante las competencias regulares muchísimos canales de comunicación dediquen programas especiales, equipos in situ, análisis profundos y de todo tipo, mientras que a los deportistas especiales no?

¿Sabías que de esos juegos, la delegación mexicana se trajo solamente 4 medallas de bronce y al día de hoy, la “otra” delegación lleva ganadas 3 preseas de oro y 5 de tercer lugar?

¿Merece más Alexa Moreno su comercial de Toyota, sin medalla ganada, que Mónica Olivia Rodríguez, con galardón áureo y nuevo récord mundial en la prueba de los 1,500 metros?

Incorporarnos tiene que ver más con equidad que con modificaciones al lenguaje o la aceptación de preferencias sexuales. Reflexionemos, salgamos de nuestra FALSÍA.

MICROCUENTO

Partículas muy finas. Sagan nos denominó, polvo de estrellas. Solo espero que no tan proto descansemos en algún recogedor cósmico…