Colima.- La exposición prolongada y persistente a sonidos mayores a 75 decibeles por más de 15 minutos al día provoca daños acumulativos e irreversibles en el sistema auditivo, alertó la otorrinolaringóloga Rosalba Elizabeth Copado.
En entrevista con AFmedios, Copado Ceballos explicó que en la actualidad existen muchos aparatos tecnológicos, sobre todo los de música, que emiten sonidos muy intensos, de hasta 110 decibeles, e incluso más, que resultan dañinos para el oído humano.
“Una persona que se expone a ruidos mayores a 75 decibeles por más de 15 minutos al día ha ido acumulando daño en el oído, y este daño se va sumando al pasar de los años”.
Además, refiere que las personas que sufren daño auditivo pueden pasar años sin que detecten deficiencias en el oído, y que son particularmente vulnerables a padecimientos relacionados con el ruido personas que trabajan en minas, carpinterías, maquinaria pesada, conductores de ambulancia, policías, etcétera.
“Lo único bueno de la pérdida audición inducida por ruido es que es la única enfermedad prevenible del oído. Si conocemos de salud auditiva podemos, si no evitar el ruido, al menos aislarnos un poco”.
La especialista recomienda a las personas que trabajan en un ambiente de ruido que utilicen tapones para los oídos, orejeras u otros dispositivos que aminoren el factor de riesgo.
Copado Ceballos también asegura que hay poca cultura de salud auditiva, y como ejemplo de ello refiere que con mucha frecuencia se suele pensar que la pérdida de audición se debe a la edad.
“Después de 45 o 50 años se observa un deterioro auditivo que no es necesariamente por la edad, sino porque hay un daño acumulado en el oído por muchas causas, incluso enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión arterial, dislipidemia, colesterol y triglicéridos elevados, que son muy dañinas para el oído”.
En cuanto a otros padecimientos comunes en el oído, Copado Ceballos explica que el clima de Colima, húmedo y caluroso, favorece las infecciones de oído, particularmente la otitis externa, que afecta el canal auditivo y el tímpano, y que aparece frecuentemente en personas que nadan, por lo que se le conoce como “otitis del nadador”.
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