EN VOLANDAS

El periodismo y encuestas en elecciones

Por: Rubén Carrillo Ruiz

Dice Manuel Vicent, escritor español, que nuestra generación ha entregado el alma a los contables y todas las pasiones que hoy nos conmueven se derivan de las estadísticas: para saber si somos felices, ahora se hacen encuestas. No solo eso, agrego, sino también quién ganará una contienda electoral, aspecto más socorrido de la demoscopia, y el menos entendido, pues casi todos presumen comprender esa numerología.

Muchas conductas políticas e ideológicas están atornilladas en la interpretación de tales cuadros y se creen a pie juntillas en la información.

Es más, varios articulistas pagados con el erario gubernamental (en especial uno, desde las antípodas escupe cada semana su perfil gástrico, hepático y esquizoide) se encaraman en los sondeos para “argumentar” y, luego, “persuadir” de que tal o cual candidato ganará, inequívocamente, la elección.

Lo curioso es que, primero, escribían desde la oficialidad y, luego, convertidos de la noche a la mañana en agoreros de la democracia, ya están en la nómina del partido opositor y alardean de que su aspirante gubernativo triunfará. Lo más claro es que reciben emolumentos, chayote envuelto en connivencia, que se terminarán cuando fenezca el actual régimen: prebendas y canonjías deberán ser negociadas con su contraparte ideológica, es decir, venderán su militancia podrida al PAN.

Si las elecciones son escaparate para que los políticos estén bajo escrutinio ciudadano, no menos importante será observar a periodistas que se mueven en bloque durante las coberturas, cobran entrevistas y pactan contenidos.

Lo más deplorable es que por las redes sociales salieron como hormigas muchos “medios digitales” a tono con la temperatura electoral, henchidos (e hinchados) de redacción infame, ortografía defectuosa y peor sintaxis, como si el idioma no hubiera evolucionado en la última década, y el periodismo modificado sus géneros.

En la palestra también debe estar la profesionalización del ejercicio de medios: resulta impracticable que la innovación tecnológica, la omnipresencia de internet y, más aún, el consumo instantáneo de información y noticias no deriven en juicios más equilibrados, horizonte periodístico confiable y, sobre todo, precisión lingüística. A lo anterior contribuye, sin duda, esa proliferación que, muchas veces, no se transforma en conocimiento fundado.

En el aspecto de las encuestas, hay un libro, Matemáticas para todos, de Adrián Paenza, cuyo trabajo científico está en las aulas del sistema básico argentino. Sus volúmenes sobre esta disciplina (útil, como el lenguaje, para la argumentación y claridad del pensamiento) habitan en la vida cotidiana de millones de lectores: prueban cómo una asignatura bien enseñada, sin demérito de la profundidad, convence y arraiga la formación de criterios rigurosos para la aprehensión del saber.

En la última década seguí con fruición todos sus textos, que ─editados por Siglo XXI─ se convirtieron en long seller y decidió ponerlos a disposición del gran público, asequibilidad que lo catapultó como uno de los grandes divulgadores de las matemáticas en el continente.

Estoy plenamente de acuerdo con él: “La matemática es una usina constante y consistente de problemas que parecen atentar contra la intuición. Pero, justamente, al pensarlos uno se educa, se entrena y se prepara porque la experiencia demuestra que es muy posible que vuelvan a aparecer en la vida cotidiana usando disfraces mucho más sofisticados”. Sus miles de páginas están llenas de ejemplos básicos, comprensibles, de experimentos aplicados.

Según Paenza, “uno de los problemas más apasionantes para abordar desde la matemática es el de predecir el comportamiento de una multitud de personas para poder modelarlo después. Es decir, se trata de generar modelos que permitan anticipar las reacciones de enormes grupos de individuos frente a distintos estímulos externos.”

En los casos de concentración multitudinaria (manifestaciones, protestas, caminatas, maratones, peregrinaciones, conciertos, recitales o partidos de futbol) Paenza clasifica las razones humanas de agruparse en dos: estáticas y dinámicas y explica: “Los modelos matemáticos que se usan para entender la ‘dinámica de masas’ incluyen la relación entre la densidad de gente que participa, la velocidad a la que camina, la tasa de variación del flujo de personas y al mismo tiempo lograr que la caminata sea cómoda. Se tienen en cuenta otros factores: el conocimiento del lugar por el que se transita, cómo se comunican instrucciones para guiar al público y el perfil demográfico. Y factores externos, que también inciden, como las condiciones del tiempo.”

En el caso específico de las estadísticas, han tomado un lugar preponderante en nuestra sociedad, ya que “desde que las computadoras personales (en sus variadísimas formas) han llegado a niveles de velocidad y precio impensables hace una década nada más, la recolección de datos (y su posterior análisis) permite descubrir patrones que uno no tenía idea de que existieran”.

Por eso “acceder a las herramientas que provee el estudio de las probabilidades se ha transformado en vital para el desarrollo y la alfabetización de una persona” y es necesario prepararse para “extraer las conclusiones correctas y no dejarse impresionar por lo que uno cree o sospecha que tiene que pasar de acuerdo con nuestra limitada capacidad para intuir, especialmente cuando se trata de cuestiones que involucran a las probabilidades.” Esa alfabetización colectiva está pendiente para la democracia en cualquier latitud mexicana.

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí