Ciencia y futuro

Ciencia y futuro

Conexiones entre la evolución del sistema político y la renovación de aspiraciones sociales

Por: Juan González García

A partir de que la sociedad universal encontró la forma de organizarse para resolver de manera pacífica el conflicto que generación tras generación se presentaba, para cambiar el mando o gobierno, cada ciclo de cambio político-económico sintetiza la evolución de la sociedad en la lucha política de diversas visiones que habrán de competir cíclicamente, por convencer a los ciudadanos o votantes, de que su oferta política y visión de largo plazo, es la mejor. Esto existe en México y en China, obviamente con sus particulares matices.

La evolución de los procesos de cambio del poder político, es hoy día, algo cotidiano en el mundo y en México no es la excepción. En efecto, en México, después de la Independencia de 1810, pero sobre todo, después de la Revolución de 1910, con el surgimiento del sistema político institucionalizado, todos los partidos, que en su momento contaban con un registro y tengan luz verde para competir por el poder político económico, buscan como meta principal, conquistar ese poder y gobernar en el territorio y su sociedad, por un periodo, que de acuerdo a los tiempos establecidos para ejercer el mando en cada país, puede ir desde tres hasta diez años, dependiendo del país de que se trate y del nivel de poder de gobierno que se esté buscando.

Incluso, esta varianza en los periodos o ciclos políticos del poder, se presenta al considerar la reelección en los países que así lo contemplan, como por ejemplo, los periodos presidenciales en Estados Unidos de América (hasta ocho años con reelección) y China (hasta 10 años, igual con reelección) nos permiten constatar de la madurez política con que la sociedad ha resuelto el problema del cambio de mando.

En la escala nacional, desde las elecciones federales de 1936, México ha logrado avanzar política e institucionalmente, para conformar una estructura organizativa, que garantice el cambio de mando político, sin demasiados problemas. Incluso, ha mejorado, cuando los enconos políticos y la sospecha de fraude electoral han aparecido (como en 1988 y 2006), propiciando que el sistema electoral y los principales organismos vinculados a la disputa política, se modernicen y/o transiten hacia mejores entramados y ordenamientos institucionales, para garantizar la limpieza y transparencia de los procesos electorales y todo lo relacionado con ellos. A priori, se esperaría que, para el caso de las próximas disputas político-electorales, el Instituto Nacional Electoral (INE) (última gran reforma al sistema del poder político nacional) garantice imparcialidad. Inherente a todo proceso de cambio político, está la psique colectiva de la población a ser gobernada.

La población, en cada ciclo electoral, es, de alguna manera, parte fundamental de la disputa política de los partidos. Es quien, de alguna manera, con su participación activa e inclusive pasiva (cuando se abstiene de votar) valida y legitima, con su voto, el proceso y lucha política. La población, tanto la que tiene una visión y perspectiva política como la que no la tiene, que lamentablemente es la mayoría, viene a ser parte fundamental del proceso y competencia política y consciente o inconscientemente, decide qué propuesta u oferta le va a gobernar en el siguiente periodo o ciclo. Previamente, la población, o para decirlos en términos políticos, los votantes, renuevan sus ideales, esperanzas y aspiraciones de elegir al o a la candidata, que habrá de cristalizar esta aspiración a progresar en los individual y a desarrollarse, en lo social como comunidad perteneciente a un país o entidad federativa. Si no se equivocan, quizá su elección sea la buena, lo que se percibirá luego del primer año de su ascenso al poder y si no fue la mejor elección, algo que llega a suceder con relativa frecuencia, entonces, no le quedará de otra a esa población que archivar sus aspiraciones, esperando no volver a equivocarse. El asunto, aquí, sería cómo asegurar (a los votantes) que la elección del o de la candidata elegida, sea, en efecto, la mejor o la menos mala. Este, es realmente el quid del asunto.

*Director General de Divulgación Científica de la Universidad de Colima

*Espacio de la Coordinación General de Divulgación Científica de la Universidad de Colima

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