La Estación Espacial Internacional sobrevolaba en el mes de junio la isla de Matua, a unos 350 kilómetros de la Tierra, cuando el volcán Sarychev Peak erupcionó levantando una nube de ceniza y gas a 8 kilómetros de altura.
Abajo tuvo que ser un infierno, con temperaturas de hasta 600 grados centígrados en la nube, que se movía a una velocidad de 200 km/h, pero desde el espacio fue un espectáculo impresionante.
Así que los astronautas se pusieron en plan turista japonés y sacaron un puñado de fotos del evento. Después del salto tenéis el vídeo de la nube, breve pero espectacular.