AMLO: AUXILIO CONDICIONADO (Si  hubieran consultado a Mario Anguiano. . . )

TAREA PUBLICA
Por: CARLOS OROZCO GALEANA

El gobierno federal no  ayudará con recursos extraordinarios  al gobierno estatal para el pago de bonos a trabajadores sindicalizados y docentes ni para el pago de deudas,  gasto operativo o  gasto corriente; solo para nómina habrá apoyo, declaró la gobernadora electa Indira Vizcaíno, aunque el dirigente burocrático, Martín Flores,   reveló que intentará una gestión ante Amlo para convencerlo de que amplíe su respaldo para satisfacer las prestaciones sindicales.

Así de rotundo, no hay para más. La solidaridad tiene medida. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dispuesto el auxilio financiero para un gobierno desastroso, fracasado en su propósito principal de  servir realmente a la sociedad y mantener la estabilidad de las finanzas públicas, para derivar el gasto hacia  áreas que satisfagan el cumplimiento de proyectos y programas  que se plasmaron en el plan de desarrollo del sexenio. Con esa limitación tácita, Amlo manda un mensaje claro: no hay dinero para  cumplir acuerdos del gobierno estatal con la burocracia ni con ningún sector o gremio, ni para costear actividades que solo corresponden a él.

He presenciado finales de sexenio y ninguno como éste tan atroz,  mediocre y decepcionante. Si le hubieran pedido asesoría a Mario Anguiano para lidiar y/o  resolver los  problemas financieros, seguro que hubiera accedido a proporcionar sus conocimientos y experiencias por su capacidad como economista pues a pesar de las crisis de su gobierno él no dejó de pagar nunca la nómina pues quería demasiado a empleados y trabajadores ( recuérdese la famosa frase amorosa).  Porque, a quienes operaron las finanzas estatales, se les hizo bolas el engrudo, usaron presupuesto para fines distintos   a lo programado, desviaron recursos y gastaron más de lo que ingresaron. Violentaron el Derecho.  La Auditoría Superior de la Federación tiene el deber de averiguar el destino de recursos federales durante el sexenio.

Se percibió, además,  los últimos meses, una prisa por generar obra para cobrar por fuera los famosos “moches”, porque sin labor no los hay. Recuerdo aquella famosa frase de un político cercano – gobernador-  a un presidente de la república (compadre de él, para más señas) que, desesperado, clamaba porque no le podía clavar las uñas al presupuesto y se sentía pobre a pesar del elevado cargo que ocupaba, y aquel le contestó: ¡ pues haz obra, compadre! Y desde entonces, los políticos mexicanos entendieron que si no apuraban a financiar proyectos sea como fuere, aunque su utilidad social fuera mínima o nula, no habría manera de acrecentar sus patrimonios vía las correspondientes comisiones que acuerdan con inversionistas y proveedores de servicios.

Los colimenses estamos “hasta el gorro” con el transcurrir oficial, se han afectado por el desorden financiero diversas cadenas ligadas a la circulación de los recursos de que dispone la burocracia normalmente. Hay muchas familias que disponen tan solo de un ingreso vía pensión o jubilación, cuyo gasto está  comprometido quincena a quincena; esas, atraviesan por situaciones críticas y tienen que acudir a familiares o amigos en busca de apoyo, pagar  intereses por préstamos a la banca depredadora o prestamistas, dejar de consumir alimentos básicos de manera temporal o sufrir por no tener dinero para adquirir medicinas. Estoy seguro que nadie mide las consecuencias sociales del incumplimiento salarial. . . mas que los afectados.  Los maestros de la 39, por ejemplo,  están que trinan contra el gobierno estatal y luchan por su derecho al salario devengado.

López Obrador ha dado en  Colima un buen ejemplo de congruencia porque recuérdese que en política donde las dan toman. Durante cuatro años al menos, el gobernador Peralta Sánchez mantuvo una relación de  beligerancia con el gobierno federal y con el presidente Amlo mediante una lucha política al interior de una alianza federalista que resultó en nada y que me recordó a David y a Goliat.

Súmese al comportamiento errático del gobernador en esa relación el hecho de pertenecer al grupo que vomita Amlo: Peña Nieto, Videgaray, Nuño, Meade, Beltrones, Gamboa,  Narro, entre otros, lo  que explicaría una respuesta negativa de apoyo del gobierno federal, pero  Amlo fue sensible y demostró, como dice frecuentemente, que la venganza contra sus adversarios no es su pasión.

Resulta obvio que Amlo no permitirá que, de entrada, la gobernadora electa Indira Vizcaíno se vea en la dificultad de no contar con recursos suficientes para hacer frente a compromisos básicos  como el pago de salarios a la burocracia. La decisión de Amlo de solo enviar recursos necesarios, clarifica su mensaje: el gobierno federal  no respalda al gobierno estatal para la reproducción del  gasto corriente, para pagar bonos  a sindicalizados o deudas equis, por lo que la nueva administración tendrá que ajustar políticas de gasto para no caer en la insolvencia.

Tiene que revisarse el esquema de pagos y prestaciones a trabajadores sindicalizados y de confianza.  No hay presupuesto que resista desproporciones, es decir, pagar muy alto servicios que pueden cubrirse aplicando medidas  de austeridad, extralimitarse en acordar formalmente prestaciones a trabajadores cuando no hay soporte nominal, o contratar personal solo por hacerlo ( para los cuates o amigos de campaña).

Toca a los nuevos diputados una tarea formidable para enterrar al muertito del  desorden:   proteger el patrimonio de los colimenses y legislar para el  bienestar de todos. Los diputados salientes, tan de mala fama,  se tiraron tres años a la hamaca y fueron complacientes y corresponsables del desequilibrio gubernamental. Están calladitos todos, no dicen ni pío por violentar el orden jurídico y fomentar el desorden final.