ENTRE LA ROQUESEÑAL Y EL “HAIGA SIDO COMO HAIGA SIDO”
Por: Carlos Moisés HERNÁNDEZ SUÁREZ
Todo el mundo recuerda la “Roqueseñal”, aquel gesto picaresco y libidinoso que Roque Villanueva hizo cuando se aprobó el aumento del IVA en la Cámara de Diputados, durante el gobierno de Zedillo.
Un triunfo del partido en el poder, representado con un movimiento de ambas manos, como cuando intentas abrir un pesado cajón y lo jalas hacia ti. De ahí evolucionamos al “se las metimos doblada” de Paco Taibo II (él dijo después que se refería a una espada), pasando por el “haiga sido como haiga sido” de Calderón en 2006, en referencia a las polémicas elecciones presidenciales.
No sé cuál será la “Noroña-señal” la próxima semana, pero anticipo que será igual de pintoresca.
En otro estado de la república —que no es Colima— me comentan que alguien distribuyó “ayudas” entre trabajadores del gobierno para que votaran, y que cada uno anotó a un cierto número de personas que se comprometía a llevar a votar, por supuesto, proporcionándoles esa ayuda didáctica. La verdad, creo que la votación será cansada y confusa; no sé qué va a pasar.
Es un buen momento para que el partido en el poder reflexione. Más allá de las frases y gestos pintorescos, debe usar los datos estadísticos que emerjan el 1 de junio para preguntarse no si ganaron —que seguramente sucederá—, sino si los resultados demuestran realmente un dominio apabullante.
Con esto quiero decir: alguien debe hacerse esta pregunta y responderla sin autoengaños: ¿habrían impuesto a sus candidatos sin torcer la mano? Quedarse en la victoria sin analizar cómo se llegó a ella es peligroso para la estabilidad del país. Morena sigue siendo un movimiento fuerte, con cuerda para varios años, si no fuera porque la división es inminente: habrá un “morena A” y un “morena B”, que competirán por alianzas con una oposición todavía incipiente. Ambos bandos tratarán de justificarse diciendo que “se traicionaron los principios del movimiento”. Esto siempre sucede cuando hay un líder moral muy fuerte que mantiene la cohesión, pero cuya influencia, poco a poco, se desvanece.