Secretaría de Educación combate mosquitos con plantas medicinales

Colima.- En las 960 escuelas de educación básica coordinadas por la Secretaría de Educación estatal, se realiza una estrategia diferente a lo común para combatir los mosquitos que transmiten el dengue, chikungunya y zika.

El proyecto es liderado por dos investigadores: Calos Moisés Hernández Suárez, Doctor en Biometría, y Paula Medone, Doctora en Biología. Ambos son autores del proyecto Modelo Colima que busca involucrar a toda la comunidad estudiantil en la disminución de la presencia de moscos.

“No es una ocurrencia, viene de un proyecto científico, encontramos que la epidemia de dengue en Colima y en otros estados es impulsada por la reunión de los jóvenes en las escuelas; la epidemia de dengue no comienza en la época de lluvias, sino al terminar la primera semana de clases”, señaló Carlos Hernández.

En una investigación realizada hace ocho años y publicada hace uno, Hernández Suárez detectó que las escuelas son un fuerte punto de diseminación de enfermedades transmitidas por moscos, pues al estar el vector en los planteles, la distribución de la enfermedad se acelera.

Entonces, al atender las escuelas, pretenden disminuir la incidencia del dengue, zika y chigungunya en todo el estado.

“La solución a este problema está en las escuelas, así diseñamos un programa para tratar que las escuelas estén limpias”, añadió.

En el 2007 este modelo se implementó parcialmente, capacitando a los intendentes sobre cómo limpiar los planteles para evitar la presencia de moscos; y dio resultado.

Conforme al mismo periodo de 2006, el número de casos en la entidad bajó sustancialmente según cifras de la Secretaría de Salud.

“Después de la intervención bajaron a la mitad los casos de dengue respecto del año anterior en todo el estado (…) No se puede decir que el modelo Colima es la única causa, la prevención de la gente y las acciones de Salud son muy importantes, pero sí hace una diferencia”, expresó Paula Medone.

El incremento en casos de dengue en el país se refleja también unos días después del inicio del ciclo escolar, pero en el 2008, en el estado de Morelos ocurrió una huelga de maestros que suspendió las clases hasta diciembre, y durante ese lapso, los casos en ese estado incrementaron mucho menos que en el resto del país.

¿En qué consiste el Modelo Colima?

El Modelo Colima implementa diversas acciones para disminuir la presencia de moscos en las escuelas: concientización de alumnos, docentes, directivos, padres y madres de familia sobre la importancia de mantener limpios los edificios.

Eso implica tirar todos los objetos que puedan acumular agua, de los cuales, un breve recorrido realizado en 2007, expuso severas deficiencias: en el interior y exterior de las escuelas era común encontrar criaderos del mosco.

La estrategia también han implicado descacharrización de escuelas, reciclaje de desechos electrónicos, fumigación, capacitación a los niños y niñas sobre cómo evitar las larvas de moscos, talleres para recuperación de llantas, y la distribución de plantas repelentes, como son la hoja de limón (citronela), el romero y la lavanda.

Las plantas como repelente

Paula Medone explica que la presencia de estas plantas disminuyen las señales por las que los mosquitos se guían para picar.

“Los moscos se orientan por la temperatura de la piel y el dióxido de carbono que exhalamos, cuando uno pone esas plantas aromáticas, se les complican las señales, se desorientan”.

Para aplicar esta parte del Modelo, la Secretaría de Educación espera la llegada de 15 mil plantas de hoja de limón (citronela), 5 mil de romero y 5 mil más de lavanda que fueron solicitadas a la Secretaría de Desarrollo Rural.

Sin embargo, estas podrían entregarse hasta los meses de septiembre u octubre. También se buscará que en algunas escuelas se hagan huertos de plantas medicinales y reciban capacitación para la elaboración de repelentes.

Ambos investigadores coinciden en que esta estrategia debiera aplicarse también en iglesias, lugares de culto, hoteles, centros de convenciones, centros de trabajo y cualquier lugar en el que se concentre un gran número de personas.

“La solución no son las vacunas ni tirar un montón de químicos que matan insectos benéficos, la solución es que nosotros hagamos lo posible por controlarlo”, sentenció Carlos Hernández.

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