Reino Unido considerará los e-cigarrillos medicinas a partir de 2016

Reino Unido regulará los cigarrillos electrónicos como medicinas sin receta a partir de 2016, en un intento de mejorar su calidad, aunque el regulador de los medicamentos dijo que se seguirán vendiendo en las tiendas de barrio.

Las autoridades sanitarias de todo el mundo dudan sobre cómo regular estos dispositivos, que funcionan con una pequeña batería y permiten a los usuarios inhalar un vapor nicotinizado, y que cada vez son más populares como una alternativa aparentemente menos perjudicial que fumar.

Algunos países los han prohibido completamente, como Brasil, Noruega o Singapur, mientras que otros están optando por diversos grados de regulación que en algunos casos incluyen limitaciones a la publicidad o a su uso en lugares públicos.

Las ventas de cigarrillos electrónicos han aumentado en parte por las restricciones al tabaco. Sin embargo, los efectos a largo plazo siguen sin confirmarse y algunos médicos argumentan que su popularidad podría minar los esfuerzos contra el tabaquismo.

También podrían afectar a las ventas de productos regulados sustitutos de la nicotina, como parches, vendidos por fabricantes de medicamentos como Pfizer y GlaxoSmithKline.

Bajo el nuevo sistema británico, los fabricantes tendrán que demostrar la calidad de sus productos y que contienen la cantidad correcta de nicotina. Sin embargo, no tendrán que realizar pruebas clínicas.

La Agencia reguladora de medicamentos y productos de atención sanitaria (MHRA por sus siglas en inglés) dijo el miércoles que los cigarrillos electrónicos existentes en el mercado no eran suficientemente buenos, ya que se encontraron contaminantes en algunos productos y niveles de nicotina que a menudo variaban ampliamente.

Sin embargo, los fabricantes tendrán tiempo para solicitar una licencia, permitiéndoles vender dispositivos regulados como productos sin receta en un amplio abanico de tiendas minoristas a partir de 2016.

Un número creciente de compañías de tabaco consolidadas están invirtiendo en el mercado mundial de cigarrillos electrónicos, incluyendo Lorillard, British American Tobacco, Imperial Tobacco, Reynolds American y Altria.

Compiten contra un exceso de empresas privadas más pequeñas que ven una oportunidad creciente de ventas. La investigación indica que cerca de 1,3 millones de personas utilizan en la actualidad cigarrillos electrónicos en Reino Unido, por encima de los 700.000 de hace un año.

FUMAR SUPONE UN RIESGO MÁS GRANDE

Jeremy Mean de la MHRA dijo que el Gobierno había decidido no prohibir los cigarrillos electrónicos existentes de baja calidad, incluso aunque no cumplieran con las normas y la seguridad deseada, ya que esto podría animar a algunas personas a volver a fumar.

«Fumar es la cosa más arriesgada que podemos hacer y queremos facilitar que la gente reduzca el consumo y lo deje. No pensamos que una prohibición sea proporcional al riesgo cuando la alternativa es que la gente continúe fumando», dijo a los periodistas.

La directora médica de Reino Unido, Sally Davies, dijo que los fumadores resultaban perjudicados por el alquitrán y las toxinas del tabaco y no por la nicotina, así que tenía sentido asegurarse que los e-cigarrillos estuvieran regulados de forma adecuada, como ya sucede con los parches y chicles de nicotina.

El nuevo enfoque podría ser un beneficio para las compañías que consiguen una licencia, dado que los e-cigarrillos autorizados podrán llevar afirmaciones que inciten a dejar de fumar y podrían estar recetados por médicos para ayudar a los fumadores a dejarlo.

Mead dijo que era probable tener menos productos de más calidad en el mercado a partir de 2016, cuando las regulaciones europeas sobre los cigarrillos electrónicos también entren en vigor.

Adrian Everett, consejero delegado de E-Lites, el mayor vendedor de e-cigarrillos en Reino Unido, dijo que su empresa estaba en una buena posición para cumplir con las nuevas normas reguladoras pero advirtió contra unas reglas excesivamente tensas que podrían reducir la elección del consumidor.

«Sería una pérdida significativa de salud pública si los cigarrillos electrónicos están menos disponibles para comprar o utilizar durante la transición de un producto de consumo a un producto médico», dijo. {jathumbnail off}

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