TAREA PUBLICA
Por: CARLOS OROZCO GALEANA
Por estos días la gobernadora electa Indira Vizcaíno deshoja la margarita y construye lo que será su equipo de trabajo para hacer frente a las responsabilidades que asumirá dentro de tres semanas.
Tiene que hilar fino, pues si llegase a errar en la conformación del gabinete tendría que soportar un tiempo, al menos un año, a quien no le respondiera con resultados óptimos porque normalmente los gobernadores no quieren evidenciar que se equivocan al designar a su equipo de trabajo. En un año de vacilaciones, de despropósitos, hay estropicios costosos.
Las más fehacientes pruebas de amor entre Morena y el Pri se están dando en las cúpulas. Hay negociaciones, con Amlo al frente, para que el tricolor apoye en las cámaras proyectos de reforma que permitan al presidente avanzar en los propósitos de la Cuarta Transformación. Además, está la invitación pública del presidente a algunos gobernadores priístas a que se sumen a su gobierno en distintos cargos, incluso diplomáticos. Alianzas con el Pan se ven lejos, casi imposibles. Son los rivales más encarnizados de la 4T.
Y en Colima podría resultar lo mismo, y la oportunidad es el establecimiento de una relación que podría ser fructífera en el Congreso para ambas formaciones políticas. Si eso ocurriese, si prosperase el diálogo constructivo se transitaría por un camino virtuoso luego de tres años de oscuridad en que se vio el concurso de un grupo de personas que nunca supieron lo que hacían ahí, que se dedicaron a medrar, a cobrar puntualmente sus altos emolumentos.
Además, huérfanos del Pri y en menor cuantía del Pan, se arremolinan hoy ante los nuevos jefes tratando de incorporarse al nuevo régimen, pensando en que serán benevolentes y que, con suerte, tendrán alguna oportunidad. Pronto se sabrá si la actitud de apertura a las corrientes adversas a Morena, lograron un sitio en la estructuración del nuevo gobierno.
Tengo la certeza, por otra parte, que con el nuevo gobierno mejorará su entendimiento con los ciudadanos. Indira Vizcaíno, según lo he percibido, aunque no tiene maestría en el extranjero tiene más tablas políticas que el todavía gobernador a pesar de tener menos experiencia y edad que él. Es una persona abierta, afable y con afán de llevar la fiesta en paz, capaz de dialogar y construir acuerdos, de ver oportunidades donde otros, como Ignacio Peralta, ven y han visto muros infranqueables. En artículo posterior, comentaré lo que lo que dijo IPS de que la vida se ha “ensañado” contra de él, adjudicándose a sí mismo un papel de mártir que no le queda en lo mínimo. Víctimas somos todos de su gobierno mediocre.
Colima merece otra suerte. Se ha destruido su economía con políticas y actos de gran insensibilidad, casi a propósito, como si no hubiera la mínima esperanza de provocar las mejorías que la gente demanda. El descalabro da a pensar muchas cosas. Los nuevos diputados lo han dicho con claridad: el gobernador se pasó mucho tiempo fuera de Colima, viajando a cualquier lado, con estancias ratoneras de dos o tres días para dar la impresión de que seguía al pie del cañón. Nada más falso, se apartó de sus obligaciones desde el principio, su divina majestad le hizo fuchi a los colimenses por lo cual no puede alegar que sus actos personales lo llevaron gratuitamente a la ruina moral, al descrédito, a ganar el desprecio público. Nadie es más responsable que él de sus actos fallidos por considerar a su persona como centro del universo.
Sin embargo, los colimenses somos de buena fe, algo que no supo IP, pero nos cansamos de él a pesar de sus esfuerzos en la gobernación, pero que fueron insuficientes y no satisficieron las expectativas de los colimenses, lo que se comprueba con el desorden causado por el no pago y pago tardío a trabajadores, pensionados, jubilados y organismos autónomos y por las pocas, nimias obras que ejecutó, que conforman un saldo mísero en cuanto a realizaciones, y un legado de desgracia que pasará a la historia.
Que se gobierne bien Colima, con quien sea, del partido que sean quienes lo hagan, lo que importa es que se implante una mística de servicio, capacidad y honradez por encima de la línea de lealtad , que se atienda la recomendación del ínclito uruguayo don José Múgica en cuanto a que quien desee riqueza que no se meta a la política, sino a los negocios. La política es para servir, porque sin noción de servicio es burla, falsedad, corrupción.
IPS reclama piedad y comprensión ante su fracaso pero él no tuvo piedad con los trabajadores despedidos injustamente y con sus familias porque ignora aspectos esenciales de lo que es la vida familiar, especialmente la solidaridad. Tengo que decirlo: tiene corazón de piedra. Mejor dicho, no tiene corazón. Nomás llegando al poder, sin decir agua va, sin analizar expedientes laborales, corrió a cientos de trabajadores no para adelgazar la cargada nómina y mejorar la estructura burocrática, sino para meter a los “campañeros” y a los suyos cercanos. El recorte dizque para ahorrar, fue un engaño a la vista de todos porque los espacios los rellenó inmediatamente con incondicionales.
En fin, las alianzas entre corrientes ideológicas distintas serán generosas si persiguen el bien común. No hay que hacerles malos gestos si hay argumentos convincentes de que la sociedad prosperará con acuerdos viables y productivos. No importa si se gobierna con personas de partidos opuestos si se hacen las cosas bien y no se pierde de vista que el bienestar de Colima está por encima de todo y se eliminan corruptelas.
Lo importante es que las políticas públicas que se ejerzan en nuestra entidad a partir del uno de noviembre pongan en el centro de su interés al ser humano con sus aspiraciones. Y poco importará el color preferido de los servidores públicos. Y pocos criticarán si se hacen las cosas bien, sean hombres y mujeres del Partido Verde, Pri, Pan, PT, etc. . .