Praxis Educativa

“Praxis Educativa”

Por Marcos Barajas Yescas

La praxis educativa es la posibilidad de generar un pensamiento más allá de ideologías, limitarse a una enseñanza conforme al currículum formal es seguir perpetuando al sistema. Actualmente en Colima y México, los indicadores son alarmantes y nos obligan a actuar con determinación desde el aula, escuela, familia, política y función pública.

Los planes de estudio están diseñados por los intelectuales que se alinean al gobierno en turno. Las políticas educativas también tienen un transfondo y son impulsadas según los objetivos del grupo que gobierna. Por citar un ejemplo, Enciclomedia fue el programa insignia de Vicente Fox Quesada, su costo fue de 24 mil millones de pesos entre el 2006 y 2010. Según datos documentados hubo deficiencias en el equipo, no existió una entrega en todas las escuelas; de 59 mil 877 primarias generales e indígenas que contaban con el programa, sólo 21 mil 119 reconocen tenerlo. No habia internet y luz en algunas escuelas, por ende, eran inutilizables, además de seguir empaquetadas.

En esencia, el objetivo de fondo, a parte de los negocios, era preparar mano de obra “accesible”, pero solo econtramos una estela de corrupción que únicamente evidenció el derroche e incompetencia de las autoridades educativas.

Otro aspecto clave en la linea educativa de Fox fue el condicionamiento para favorecer los intereses económicos y políticos al reducir la carga horaria de asignaturas de Historia Universal y Cívica y Ética.

Es necesario extraer lo bueno de cada cosa, en este caso, en materia de política pública, es evidente que la tecnología es un apoyo a la didáctica del profesor. Debieron iniciar un proceso con método de contrucción de política pública y como punto de partida preguntarnos a los agentes educativos: ¿qué sociedad queremos?, ¿es prioridad comprar pizarrones electrónicos, proyectores y computadoras?, ¿se consultó a profesores, alumnos, padres de familias u organizaciones civiles?.

El docente es un protagonista permanente de la tranformación de la sociedad y no puede reducir su acción formadora sólo a las horas de clases, así como la educación no es exclusivo de la escuela. Su omisón deliberada coadyuva a mantener el estatu quo. Crear un juicio basado en aspectos filosóficos en el profesorado no debe generarse cuando comienza su trabajo en aula e influido por el contexto; éste decide actuar. Si es así, es admirable, ya que es objetivo superior incidir en el mejoramiento del entorno.

Este escenario improvisado y cargado de suerte son casos excepcionales, aunque duela reconocerlo. Esto se debe a que algunas Normales de nuestro país existe un déficit para crear un juicio que permita generar la capacidad de discernir el fondo de los sistemas económicos y su impacto en la vida diaria, y por supuesto, en la educación. Esto no es un punto para evidenciar o culpar a los docentes egresados de no ser aptos, técnicamente son hábiles para hacer planeaciones, investigar el contexto escolar, implementar teorías educativas en favor de su práctica docente, pero esto va más allá del arte de enseñar. Hasta este día, el actual gobierno está generando reuniones enfocadas al “Fortalecimiento y Transformación de la Educación Normal”, hago votos por que exista sustancialmente un énfasis en la formación de un profesor acorde a las necesidades actuales.

He de mencionar que soy egresado de la Normal Superior de Nayarit y valido el esfuerzo de algunos amigos profesores, sobre todo el ímpetu personal de compañeras y compañeros de investigar más alla de lo que se ve en clase, con la finalidad de reforzar lo aprendido, pero nunca percibí de manera premeditada una directriz para educar a un maestro con características de problematizar en todos los ambientes naturales para el aprendizaje; mucho menos más allá del pizarrón.

En ese sentido, el hombre debe tener claro que la fuente de transformación y riqueza en todas sus modalidades proviene de sí mismo. Su creatividad es la que va determinando el desarrollo de la sociedad y cada momento histórico es sujeto de sus propias acciones, ya que estas mismas delinearán su futuro. Para lograr el ahenlo de un mundo mejor, debemos realizar el adecuado análisis de cómo se configuran los sectores sociales para sumar los intereses de la lucha en conjunto con el proletariado.

Aludiendo a la Tesis sobre Feuerbach sobre la crítica de la praxis y materialismo contemplativo que formuló Karl Marx, “los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de diversos modos, pero de lo que se trata es de transformarlo”. Esto es una máxima que debemos atrer para traducirla en hechos que permitan, a partir de un diagnostico de las fuezas sociales que convergen y así, saber sus intereses y pensamiento, y con ello hacer una correlación con educadores, comenzando de menos a más, hasta obtener el cambio fidedigno que merecemos.

Hay bastante por hacer. La estadística evidencia un déficit en varios rubros: para estar en un verdadero estado de bienestar; por ello traigo a consideración mi experiencia de 12 años de lucha por la primera infancia. El estudio de las neurociencias, economía y política educativa nos han hecho ver la pertinencia de apoyar decididamente a la niñez.

En los años de estar activos en la lucha por esta causa, (que hemos emprendido muchos) se han logrado avances importantes en Colima y México, más no suficientes.

El ignorar el estudio de este tema tan importante, por ejemplo, dejo fuera inicialmente la reforma educativa, propuesta por la llamada Cuarta Transformación, a la cual comulgo y apoyo, pero con juicio y crítica. Afortunadamente, hubo legisladores que vigilaron y propusieron incluir el fortalecimiento de la educación inicial.

Desde mi perspectiva basada en grandes filósofos como Aristóteles, Dewey, Rousseau, Heidegger, etc; así como de investigadores en el rubro de la neurociencias como es Fraser Mustard, Thomas Armstrong, Ana Lucía Campos y el ganador del Premio Nobel de Economía, James Heckman, acudir a la primera infancia como esperanza palpable para solución a nuestros problemas añejos, es acertado y urgente.

La lucha sigue, pues en Colima, con base a los datos del INEGI (2012), aún existen 30 mil niños de 0 a 3 años que no se atienden. Esto es alarmante, ¿pero qué estarán haciendo estos?. En el mejor de los casos, son los que vemos en la tienda de abarrotes cuidados por sus abuelos.

Con lo mencionado anteriormente, es necesario señalar la acción como educador de la primera infancia. Soy un convencido de lo inseparable que es la teoría y la praxis, ya que sin ella, no sirven los grados, no es útil ser intelectual; se ocupa actuar por las causas que nos apasionan como sociedad, desde la mirada de la justicia e igualdad. Aún estamos a tiempo por aquellos que amamos.