Opinión LectorAF

El secretario que yo conocí

Por Carlos Moisés Hernández Suárez

Honor a quien honor merece. En particular, lamento mucho la partida de Óscar Javier Hernández Rosas de la titularidad de la Secretaría de Educación en Colima, porque siempre tuvo tiempo para escuchar e implementar proyectos novedosos, cuando creía que podrían ser útiles a Colima, por supuesto.

Es difícil encontrar ahora funcionarios que escuchen ideas innovadoras sin poner cara de “¿qué se trae este loco?” y que solo mantienen la atención 30 segundos por cortesía. Me consta que el Maestro Óscar Hernández nunca fue de esos.

Nos conocimos allá por el año 2005, cuando desarrollé un método para estimar la proporción de estudiantes de un plantel que consumían algún tipo de droga (mi especialidad es el análisis de información). Fui a la SE Colima, era muy temprano, y le presenté mis ideas a la primera persona que encontré y que, además, era de las pocas personas en el edificio a esa hora. Esa persona era Óscar Javier Hernández. El método no era tan burdo como preguntarles a los alumnos directamente si consumían drogas o no, porque es claro que muchos mentirán, ya sea por presumir o por evadir. El caso es que Óscar se interesó mucho y así pudimos hacer pruebas en un plantel. Me pareció increíble y me parece increíble ahora, que alguien, como se acostumbra ahora, no haya eludido su responsabilidad social de conocer una problemática o cerrar los ojos a ella. Cualquier persona que sea un investigador o tecnólogo puede atestiguar lo difícil que es encontrar alguien que escuche siquiera una idea nueva, más aún, implementarla.

Al año siguiente, 2007, en mi trabajo como profesor investigador en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Colima, encontré junto con otros colegas algo por demás interesante, y, que, me jacto, en la Universidad de Colima fuimos los primeros en detectar a nivel mundial: las epidemias del dengue no comienzan en la temporada de lluvias, sino que su mayor aceleración ocurre un poco después de iniciar las clases. La razón es muy sencilla en apariencia: los mosquitos proliferaban en las escuelas y de repente, al llenarse de niños que funcionaban como puente de dos familias que podrían estar muy distantes una de otra, aceleraban la transmisión en todo el estado.

Óscar no dijo “muy interesante” para darse la vuelta. No, por el contrario, organizó inmediatamente una campaña monumental en todo el estado (con la enorme colaboración del profesor Tomás Vizcaíno García que se encargó de la logística) para informar y capacitar intendentes de todas las escuelas públicas y privadas de nivel básico. En esa ocasión, el ahora ex-secretario nos conminó a tratar de convencer a los intendentes de su importancia social, más allá de mantener limpio un salón de clases, y convencerlos de que podrían ser agentes de cambio importantes. Acompañado del Maestro Arturo González, recorrimos todo el estado, dos veces, hablando con intendentes, 1300 en total.

Llegó el inicio de clases de 2007 y Colima fue, en ese año, el único estado que tuvo menos casos de dengue que el año pasado. De hecho, la reducción fue asombrosa, ya que todos los estados de la república mexicana duplicaron los casos de dengue comparativamente a 2006, mientras que Colima, muy por el contrario, los redujo en 70%. Recuerdo cuando el director del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades (CENAVECE) vino a Colima y nos preguntó directamente a Óscar y a mí: “¿Cómo lo hicieron?” La cosa no progresó para el siguiente sexenio, porque el Gobernador electo no tuvo tiempo de recibir al director del CENAVECE.

Acumulo ya muchas horas de vuelo y puedo comentar sin menoscabo que, excelentes iniciativas de muchos investigadores de Colima o en general de México, se quedan colgadas porque muchos funcionarios tienen miedo de hacer algo fuera de lugar. La directriz principal es no hacer olas, pues, ya que el que se mueve no sale en la foto. Esto que se hizo en Colima, en la que ocurrió una interacción investigadores universitarios- funcionarios, solo ocurre en los países desarrollados: Alemania, Holanda, Gran Bretaña, Japón. A mí me dieron un reconocimiento por “Innovación Tecnológica”. A Óscar no le dieron nada, ni pidió nada ni apareció para nada. Pero eso no se habría implementado sin él.

Pasaron los años y, como dije entes, el nuevo gobierno no nos abrió la puerta. Es más, ni siquiera la ventana. Los resultados de lo practicado en Colima ya estaban publicados en una revista científica. Cuando Óscar Hernández es designado secretario de educación al siguiente sexenio, me invita a su oficina y me pide que retomemos ese proyecto. Tuvieron que pasar diez años, pero en el 2016, se implementó nuevamente la campaña. En esa ocasión, el Dr. Salazar, a cargo de la Secretaría de Salud, ya había expresado la intención de trabajar con las escuelas sin saber que nosotros ya teníamos trabajo desarrollado en la secretaría de Educación. Cuando el Dr. Salazar se entera, inmediatamente surge una colaboración con el secretario Oscar Hernández en la que no hay intento de alguna de las partes por aparecer en primer plano, simplemente trabajar juntos, Educación y Salud. Fueron los mejores momentos para Colima y los peores para el mosquito. Estoy seguro que en ningún estado de México se trabajó tan coordinadamente entre las dos secretarías. En 2016, el dengue se redujo a la mitad comparado con el 2015.

Con el secretario Oscar Hernández, en 2017 y ya en completa coordinación con la Secretaría de Salud, el trabajo fue intenso y más amplio: reuniones con intendentes, inspectores, profesores, padres de familia. En una ocasión fuimos a proponerle estas ideas al subsecretario de educación básica en México y estoy convencido que las comentó por ahí porque otro estado comenzó con una campaña de limpieza de escuelas para combatir el dengue. La Secretaría de Educación Colima desarrolló el “Modelo Colima” con la frase “La salud desde tu escuela”.

Muchos se preguntarán ¿Porqué la Secretaría de Educación debe interesarse en el dengue? Por una sencilla razón, que Óscar comparte: el origen y la solución de muchos problemas sociales de actualidad, o por lo menos, los más importantes, está en la escuela.

En lo que va de este año, el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica reporta solo 38 casos acumulados de dengue en Colima, comparado con 219 el año pasado en esta misma fecha y con 1031 en 2015. Lo que puede hacerse cuando la Universidad de Colima, la Secretaría de Educación y la de Salud trabajan juntas más allá del discurso y la foto. Solo para que se entere, en Guanajuato van 952 casos y en Nuevo León 525. Sé que estos estados son mucho más grandes que Colima, pero también debe considerarse que estos estados hasta hace poco, no tenían dengue o era incipiente.

Un día me llama y me plantea un problema: me dice que está preocupado por los sucesos que recién habían ocurrido en Monterrey, donde un estudiante disparó y asesinó a unos compañeros y la maestra, y que, aunque duda que eso ocurra en un futuro inmediato en Colima, deberíamos irnos preparando. Pasan unos días y le propongo una idea e inmediatamente me instruye para que comience a implementarla. Hacemos unas pruebas en un par de grupos, uno de primaria y otro de secundaria y parece funcionar: tal vez se pueda detectar la predisposición de un salón de clases a presentar hechos violentos, con el fin de prevenirlos. Es decir, se intenta desarrollar un sistema que permita detectar la exclusión social de algunos estudiantes, en forma científica, sistematizada. Algo que permita detectar en dónde enfocar la atención, a quién apoyar. Oscar continuamente pide avances. Sugiere cambios y dice abiertamente lo que cree que va a funcionar y lo que no. Remueve algunas de mis bases científicas, pero eso es irrelevante: lo que importa es que está preocupado por una problemática. Su intención es ofrecer una plataforma a los docentes de todo el estado, que les permita anticipar esa problemática. Suena de película, pero, Oscar le ve futuro.

Un día antes de su renuncia, estuvimos conversando telefónicamente sobre la campaña de dengue en otro estado del sureste, que incluía la escuelas. Ese es el secretario que yo conocí. Que cada quien hable de la feria como le fue en ella.