Obesidad, factor de riesgo para desarrollar cáncer

«La obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo del cáncer», afirma Sergio Specterman, integrante de la Sección Oncología Clínica del Hospital Italiano de Buenos Aires.

Y agrega: «En los hombres hay un riesgo significativo mayor entre obesidad y mortalidad por cáncer de hígado, estómago y próstata, y en mujeres, por cáncer de mama, de endometrio, de cuello uterino y ovario»

Desde las últimas décadas, la obesidad es una epidemia mundial que afecta a personas de todas las edades, de cualquier nivel socioeconómico, de diferentes regiones geográficas y etnias.

«Habitualmente se asocia a la obesidad con enfermedades metabólicas y con el aumento del riego cardiovascular (infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, diabetes, dislipidemias, hipertensión arterial, etc), pero además existen varios trabajos científicos que avalan su relación con la génesis de diferentes tipos de cánceres», dice el médico oncólogo de Hospital Italiano.

Sedentarismo y tabaco

La obesidad no el único factor de riesgo para desencadenar el cáncer. La combinación de obesidad, tabaquismo, sedentarismo y exposición a tóxicos ambientales potencian los riesgos de producir tumores.

Existen varias hipótesis para explicar la asociación cáncer y obesidad. Algunas de ellas son:

– A mayor cantidad de masa grasa, mayor producción de estrógenos, los que están muy relacionados con los tumores de mama, ovario y endometrio.

– la obesidad favorece el reflujo gastro-esofágico, que en forma crónica puede ser un favorecedor para la aparición de cáncer de esófago.

– las dietas pobres en fibras hacen más lento el tránsito intestinal, lo que favorece que las sustancias tóxicas que contaminan los alimentos (carcinógenos) estén más tiempo en contacto con la mucosa del tubo digestivo.

Las dietas saludables

Pero no todo lo relacionado con la dieta es malo. Algunos micro nutrientes consumidos en forma constante, pueden tener un efecto protector.

Así, a modo de ejemplo, las coles (coliflor, brócoli) y el consumo frecuente de frutas y hortalizas, tienen un efecto protector contra el cáncer de colon, el consumo de tomate que contiene licopenos (que actúan como antioxidantes) se relaciona con una menor incidencia de cáncer de próstata.

«Mientras que los laboratorios gastan inmensas fortunas en la elaboración de medicamentos en búsqueda de «la cura mágica», hoy en día parecen seguir siendo más eficientes las medidas preventivas. Evitar el sedentarismo y corregir malos hábitos alimentarios pueden rendir frutos a la hora de evitar el cáncer», recomienda Specterman.

Con información de NeoMundo

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