Barcelona.- Lionel Messi arrancó pegado a la banda derecha, se quitó a Balenziaga con un toque sutil, y un instante después, con un túnel, esquivó a otro jugador del Athletic, al acelerar evitó una patada por detrás, entró al área, esperó la barrida de un defensa y lanzó un disparo poderoso, a la esquina inferior de la portería, y marcó el gol que abrió la fiesta del Barcelona en su estadio en la final de la Copa del Rey contra el Athletic de Bilbao. El equipo catalán ganó 3-1, con dos tantos de Messi y uno de Neymar.
Antes del partido, en la ceremonia protocolaria, el himno nacional de España se llevó una pitada monumental de la gran mayoría de los aficionados, tanto del Athletic como del Barcelona, que llenaron el Camp Nou. Pero en la memoria del futbol quedará tanto el extraordinario primer gol de Messi como la imagen de Xavier Hernández, el brillante centrocampista que marcó una época en el futbol mundial, alzando un trofeo en su último juego oficial en el Camp Nou.
El Athletic comenzó el partido a todo correr, pura intensidad, cortando eficazmente los intentos de combinación del Barcelona, con Balenziaga atosigando a Messi con un marcaje personal, pero el 10, orillado a la derecha, se zafó con un puñado de toques y ejecutó su enésimo gol de colección.
Luego de eso, el Barcelona tuvo un partido plácido, con Messi demostrando que su nivel es inalcanzable, y que Luis Enrique, el entrenador catalán, ha construido un ecosistema formidable para que el astro argentino brille y compita: correctísimo Piqué en el corte y la salida del balón; preciso Mascherano en la anticipación; Iniesta resguardando el balón como nadie; poderoso y eficaz Alves, con en sus mejores momentos con el uniforme blaugrana; y adelante, Neymar y Luis Suárez, dos delanteros superlativos que se han adaptado a la perfección a los designios, a la forma de jugar de Messi.
El 2-0 fue de Neymar a pase del generoso Suárez, en una jugada en la que también intervino, cómo no, Messi.
El segundo tiempo fue una demostración de superioridad abismal entre ambos conjuntos, con Herrerín sacando remates de gol, y permitió que Xavi jugara sus últimos minutos oficiales en el estadio en el que ha construido una leyenda colosal. Debutó en 1998 y tiene ahora 35 años: media vida como futbolista del primer equipo del Barcelona. El actual capitán sustituyó al futuro capitán, Andrés Iniesta. Juntos reescribieron la historia de su club y de la selección española.
Al 73, Messi marcó su segundo gol, un tanto terrenal, en comparación con el primero, pero en el que demostró que además de las habilidades casi sobrenaturales que posee con el balón, también tiene ingenio y picardía, instinto, colocación y oportunidad. Messi domina todos los registros del futbol.
Williams maquilló el resultado y le dio una breve alegría al público del Athletic de Bilbao que fue mayoría en el Camp Nou. Y después de eso, un breve escarceo provocado por una lujosa jugada de Neymar que enardeció a los vascos, y luego la entrega del trofeo a la ya mítica pareja de centrocampistas y capitanes del Barcelona: Iniesta y Xavi.
Al Barcelona, campeón de liga y de copa, le aguarda el Juventus en Berlín, donde ambos conjuntos se disputarán el trono europeo, la lujosa Liga de Campeones, y la posibilidad de hacer triplete, pues los italianos también ganaron la liga y la copa de su país.
El marcador dice 3-1; en la memoria prevalecerá Messi.
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